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Article in Spanish/English
No es nada fácil elegir a 12 personalidades enormemente creativas e influyentes de la cultura española del siglo XX. Siempre va a faltar alguien. Y eso es porque España es un país que rebosa arte, imaginación, alegría e inteligencia creativa. Los artistas -con mayúsculas- que vas a encontrar a continuación son una miscelánea de músicos y cantantes, pintores, cineastas y escritores, pero también son el puro reflejo del carácter español presente en su legado, que ya sabemos que es un cóctel bien mezclado de despreocupación, osadía, generosidad, optimismo, sacrificio, lealtad, disfrute de la vida, pero también somos de condición perezosa, contradictoria, rebelde, altisonante y un poco temeraria.
Lo que nadie puede negar, lo que nos diferencia del resto del mundo es la capacidad que tenemos para hacer de la vida un arte, bañando de gozo cada gesto, cada movimiento, transmitiendo esa autenticidad enraizada en nuestra propia naturaleza.
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Mi nombre es María Navarro, tengo 24 años y vivo en un pueblo llamado Novelda, en la provincia de Alicante, España. Soy maestra de Educación Primaria (mi vocación) y en un par de meses también seré profesora de español. Actualmente estoy realizando prácticas en Syllabus con alumnos europeos de niveles A1-A2.
Cuando terminé la carrera y empecé a trabajar me pregunté, ¿Cómo me hubiera gustado que mis profesores me hubieran enseñado? Empecé a indagar y encontré la palabra mágica: gamificación. Desde entonces no he dejado de investigarlo, he ido a varios cursos y es el tema central de mi tesis de máster. El asunto es de lo más interesante, entre otras cosas porque muchas personas creen que gamificar es simplemente jugar en el aula como si estuvieras divirtiéndote con un videojuego, pero no es así. ¿Quieres saber más sobre gamificación? ¡Estás en el artículo adecuado!
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Ilustraciones cortesía de Nikoko.
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A menudo me encuentro en medio de la misma conversación. En realidad es una conversación «bitópica» (valga el vocablo recién inventado) en la que por un lado se alaban las bonanzas y la calidad de vida española para, acto seguido, oscurecer nuestra buena estrella en un súbito y bipolar cambio de juicio.
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«No sabemos lo que tenemos…», o «en España se vive como en ningún otro sitio», o, «la calidad de vida española es la mejor del mundo»… ¿Te suenan todos estos tópicos? Si España es un lugar tan maravilloso para nacer, ¿Qué nos pasa a los españoles? ¿Somos unos pesimistas patológicos? ¿Somos incapaces de apreciar todo lo bueno que tenemos?
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Decía Hemingway que «el océano merece que se escriba sobre él tanto como lo merece el hombre» y tenía razón, sobre el hombre se ha escrito mucho y nos acordamos mucho de «él» cuando nos vemos amenazados por algún terror desconocido o infravalorado, que se ha hecho viral -como se dice ahora- y nunca mejor dicho.
Todo el planeta parece haber entrado en una suerte de conexión empática a raíz del Coronavirus. En las últimas semanas las circunstancias (las cifras, la incertidumbre, el aislamiento) han disparado nuestra consciencia del ahora, porque ha sido ahora cuando hemos descubierto que tenemos menos poder del que creíamos. Somos vulnerables. Efímeros como los copos de nieve que caen sobre un charco.