¿Adiós a la siesta?

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Cualquier sitio es bueno para «sestear».

 

Siesta:

Del lat. sexta [hora] ‘[hora] sexta’, tiempo que equivalía al mediodía.

  1. f. Sueño que se toma después de comer.
  2. f. Tiempo destinado para dormir o descansar después de comer.
  3. f. Tiempo después del mediodía, en que aprieta más el calor.

Dormir, o echar, alguien la siesta.

  1. locs. verbs. Echarse a dormir después de comer.

La propuesta del presidente en funciones Mariano Rajoy de acortar la jornada laboral hasta las 18.00 en España ha provocado un aluvión de exageradas reacciones por parte de alguna prensa británica de primer orden: Time: «Spanish Prime Minister proposes ending the siesta»; Independent se atreve con «… eliminating the siesta would improve the quality of life and raise low birth rates in the country». incluso el New York Post participa en este revuelo mediático.

Quitarle la siesta a los españoles equivaldría a quitarle el té a los ingleses (o las hamburguesas a los americanos). Es una tradición arraigada y muy nuestra. Está demostrado que una cabezada de entre 10 y 30 minutos después de comer es una costumbre saludable que ayuda a mejorar el rendimiento durante el resto del día.

El origen de la siesta lo encontramos en la sociedad rural española. Los agricultores hacían una pausa durante las horas más calurosas del día para descansar y mejorar su productividad.

La siesta, Pablo Picasso, 1919.

La siesta, Pablo Picasso, 1919.

El español no es el único practicante de la siesta. En China , Taiwán, India, Filipinas, Oriente Medio y África del Norte también conocen sus beneficios, que son muchos por cierto, como prevenir el infarto y el estrés o fomentar la memoria. La siesta nos «actualiza» para el resto del día.

Ya lo dijo el premio Nobel Camilo José Cela, gran defensor y cultivador de esta sana costumbre a la que definió como «yoga ibérico». Añadía además con el sarcasmo que tanto le caracterizaba que había que hacerla «con pijama, Padrenuestro y orinal».

Decálogo de la buena siesta según Fernando Fernández, experto en protocolo y comunicación:

  1. Primero: una buena comida regada con vino de la tierra.
  2. Segundo: adelantarse a los demás y tumbarse en el sofá, cama o sillón más cómodos.
  3. Tercero: si se está frente al televisor, apoderarse del mando y programar la segunda cadena con sus documentales de National Geographic. ¿Los mejores? los de leones, tiburones y elefantes. Los monos son muy movidos y nos desvelan.
  4. Cuarto: programar el despertador del teléfono móvil para que nos despierte con música gregoriana a los 30 minutos. Esto es importante ya que podemos pasarnos de tiempo y levantarnos para la cena.
  5. Quinto: decir que hemos pasado una mala noche anterior y que casi no hemos dormido para que así tengan piedad de nosotros y no nos molesten.
  6. Sexto: “sestear” con juego limpio. Nada de ronquidos y otras situaciones molestas para los demás.
  7. Séptimo: cuando nos despertemos decir siempre: “lo necesitaba, tenía mucho sueño y cansancio atrasado”.
  8. Octavo: moverse al despertar de la siesta poco a poco, sin brusquedades para no golpearnos con ninguna mesa o silla.
  9. Noveno: lavarse la cara y peinarse esos pelos erizados. Lo mejor, una buena ducha.
  10. Decimo: sonreír, al día siguiente nos podremos echar otra buena siesta. (Repítanse los diez pasos).

Si el gobierno acorta la jornada laboral (volver a casa del trabajo a las 18.00 pm en lugar de a las 20.00 pm) los amantes de la siesta tendrán un descanso de 1 hora en lugar de 3 por lo que deberán ajustar su «sueñecito» al nuevo contexto profesional.

Siesta rima con fiesta y España es un país muy alegre. El debate está abierto. ¿Decimos adiós a la siesta entonces? La respuesta la dejo en vuestras manos.

 

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