Hazte un selfi

Selfi, sin la «e» final del inglés (autofoto o autorretrato son alternativas adecuadas en español al término inglés), fué la palabra del año en 2014 según la Fundéu BBVA. Su presencia en los medios e interés lingüístico hicieron que el vocablo fuera merecedor del galardón.

Traigo a colación esta simpática anécdota que le ocurrió a Violeta Castelo, una persona encantadora aparte de una excelente lingüista. Cuando le preguntaron dos turistas en Allariz, Galicia si les «podía sacar un selfi», no lo dudó un segundo pero la hizo pensar en el significado del nuevo vocablo: una fotografía es un selfi si el fotógrafo es simultáneamente la persona siendo fotografiada.

Este artículo es un vistazo al nuevo lenguaje que arrasa en las redes sociales.

 

selfie

 

Si  volvemos la vista atrás y nos fijamos en el lenguaje de la publicidad a lo largo de las últimas décadas, veremos claramente cómo ha evolucionado el uso de la imagen. Imágenes de modelos estupendas mostrando su mejor sonrisa no han dejado de copar la revistas para venderte esto o aquello. De la misma manera que la fotografía  y el diseño revolucionaron el lenguaje  en la publicidad, los selfis lo han hecho en las redes sociales.

El autorretrato no es algo nuevo pero ahora que somos nosotros mismos los dueños de nuestras parcelas sociales, la autopromoción es parte del juego. Fotografiamos cosas y nos fotografiamos a nosotros con ellas; con amigos de excursión o captando el sol hundiéndose en el mar a nuestra espalda. El selfi tiene que ser un concepto interesante para los psicólogos porque nos gusta comunicar siendo nosotros partícipes en primer plano. Queremos inmortalizar una vivencia  (o un corte de pelo) y que se nos vea.  La clave está en que tu imagen cuente la historia.

Ten en cuenta que…

1El contenido de tus redes sociales es una «extensión de tu vida». Puedes poner lo que quieras, normalmente acorde con el tono idealizado/-ante y buenrollista de marras, aunque de cuando en cuando conviene darle al botón de la autocrítica para evitar, por ejemplo, una trayectoria «egopictórica» de las que rayan el friquismo más autocomplaciente. Y si no fijaros en aquellos miramelind@s (lo de la «@» es para ambientar) cincuentones que retransmiten su vida a golpe de obturador.

2El autorretrato nos retrata en el sentido literal de la palabra pero también en el sentido figurado. Lo que mostramos a los demás, el cómo queremos que nos vean dice mucho de nosotros. No atiborres tu Facebook de selfis cada vez que veas un Ferrari y lo quieras en la foto o posando delante de un yate de lujo si tu motivación en la vida son las causas humanitarias y los más desfavorecidos por favor.

3. No hagas mucho caso del punto 1 ni sientas que tu ego se infla como un globo aerostático al publicar foto tras foto. Hazte muchas y si es con un famoso mejor. Disfrútalas y compártelas con todos. Esta forma de comunicación funciona así, es una tendencia comunicativa asumida y si no, ¿para qué ponen dos cámaras en los móviles? No creo que sea un error de fábrica… sabían lo que hacían.

4. Tenemos brazos largos pero no tanto. La primera vez que vi un palo-selfi me pareció el colmo del narcisismo. Pero pensándolo bien, no es más que una extensión justificada de la tendencia «autofotil». ¿Acaso no nos autorretratábamos utilizando un trípode? Se trata de uno de esos gadgets que dejan de ser raritos a los 5 minutos de usarlos. Por cierto tienen ventajas fantásticas, como autofilmarse haciendo snowboarding…

No me quiero ni imaginar el hambre que debía tener el primer hombre que se comió una langosta, pero seguro que pensó «no fue tan mala idea, repetiré». Con este artilugio nos ha pasado lo mismo.

5.Si la vas a subir a Instagram justo después de hacerte la foto, no te olvides de comprobar lo que hay en los 180º que se escapan de tu campo de visión. Escanea los alrededores, ¿por qué? busca la palabra Photobomb en Google y hallarás la respuesta.

¡Socializa y haz buenas fotos!

 

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