El misterio de educar en el arte

Claudia Iza en tu taller de pintura.

Claudia Iza en tu taller de pintura.

 

Es propio de los buenos profesores (y todo un arte) que quieran estimular el potencial creativo de sus alumnos para que fuera de las normas, puedan encontrar su propio camino y crecer desarrollando una identidad. La diseñadora y profesora de pintura Claudia Iza nos recuerda con esta anécdota vivida en primera persona, que no solamente los alumnos aprenden de los profesores. 

En el exterior de mi estudio la lluvia cae con fuerza, insistente y casi musical, mientras, me preparo un té calentito… ummmm. Es un ritual dejarme caer en mi sillón amarillo y esperar de mi última obra, que me hablen  sus pinceladas prusianas y desmedidas que a veces  me complacen y otras me agotan. Por suerte suelo retornar de ese estado por la atención que reclaman mis alumnos.

Es sabido que la comunicación eficaz entre alumnos y profesor empieza por una acertada metodología de enseñanza. En mi caso el mundo de las palabras se transforma en un lenguaje plástico apropiado para cada alumno y su obra.

En una ocasión Arielle, alumna curiosa y decidida, me pregunta: ¿cómo puedo expresar rabia y furia en esta zona de mi pintura?

Le digo yo…vaya…a ver Arielle (pausa), observa  tu pintura y ¡prepárate para la furia! Mezcla, por ejemplo, en tu paleta, amarillo cadmio con carmín de garanza o amarillo con azul cobalto, amarillo con gris de payne, el amarillo es el más voluble, pierde su carácter y se convierte en un crisol de emociones.

OK, dice Arielle, entoces, ¿cuánto de amarillo y de carmín? porque sé que el violeta es  5 partes de azul y 2 de rojo y el marrón 2 de azul, 2 de amarillo y 1 de rojo…(silencio)

ya, le digo, déjate llevar Arielle, dale una oportunidad a tu cerebro, deja que desconecte de lo académico y viva este episodio de colores desordenados en tu lienzo.

Ahhh, umm, (silencio), me mira, (pausa) a continuación observa su pintura y sin pestañear estampa  la paleta de colores en el lienzo, como si fuera una tarta que acaba en un rostro, la gira una y otra vez con rabia y fuerza,  para exhausta y dice ¡uauuu!

Y yo apelo a un Goya anciano, me acuerdo de una litografía de su álbum de Burdeos que se titula “Aún aprendo”.

 

Syllabus es la escuela joven para la gente que ama el español y su mundo. Sigue nuestro blog y disfruta de artículos de interés cultural.

 

Lo que cuentan los colores

flores rosas en primavera

Verlo todo de color de rosa es una suerte.

 

Uno de los poetas españoles más destacados, Antonio Machado, describía Soria así: «(…) colinas plateadas, grises alcores, cárdenas roquedas (…)»

Como los españoles somos muy espontáneos y elocuentes al hablar, nuestro lenguaje se beneficia de ello. A más de un estudiante de español le ha llamado la atención el alto contenido cromático que habita en nuestras expresiones: «de noche todos los gatos son pardos»; «ponerse rojo como un tomate»; «pasar la noche en blanco»; «pagar en dinero negro»; «estar muy verde»…

El abanico léxico español en cuanto a colores se refiere es muy amplio, como en «azulado» (de color parecido al azul) o «naranja» (semejante al color del fruto de naranja). El español además cuenta con muchísimos nombres de colores que expresan matices intermedios: «verdemar» (verdoso como el mar) o «azul celeste» (azul muy claro).

Existe en Europa una clara tradición muy arraigada en el pasado que opone el color blanco al negro. Este contraste entre «lo claro» y «lo oscuro» tiene un origen primitivo: el día y la noche. Son expresiones españolas referentes a este doblete «más claro que el agua» (claro y seguro) y «ser la oveja negra» (oveja descarriada. Persona de mala conducta dentro de una comunidad o un grupo).

La oposición semántica entre el blanco y el negro tiene mucha fuerza. El blanco simboliza la pureza, la luz y la inocencia, mientras que el negro el mal, la muerte y los problemas. Fijaos en los ejemplos: «un caballo blanco» (una persona protectora) y «tener la negra» (tener mala suerte). Pero existen excepciones que alteran la norma: «pasar la noche en blanco» (no dormir) o «agujero negro» (cuerpo de extrema densidad y gran atracción gravitatoria en el cosmos).

En España utilizamos la expresión «para gustos se han hecho los colores» porque existen millones de colores y millones de cosas que nos pueden gustar o no. Pero cuando se enfrentan la calidad y los gustos el debate se complica porque ¿qué pasa entonces con el buen gusto entendido de forma universal? ¿Le colgamos un depende? A mi entender siempre ha existido el buen gusto y el mal gusto, las categorías. Un Velázquez o un Goya podrían no gustar a pesar de ser máximos exponentes de la pintura española. Estamos pues oponiendo jerarquías en virtud de una calidad contrastada frente a apreciaciones, estilos y complacencias personales.