Niños y jóvenes, ¿qué necesitan de los adultos?

Hacia la playa

 

El recorrido de la vida es comparable a un «Camino de Santiago» donde las primeras etapas son decisivas en el desarrollo emocional de los niños. Con este símil, la experta en coaching Ana G. Medialdea, vuelve a escribir para Syllabus acercándonos cuestiones que interesarán tanto a profesores y educadores como a alumnos. Gracias Ana.

Decía Oscar Wilde que el mejor medio para hacer buenos a los niños es hacerlos felices. Partiendo de esta afirmación y de la realidad incuestionable de que los niños y jóvenes de hoy son los adultos de mañana y, por tanto, son ellos los que pueden crear un mundo mejor, parece evidente que una de las responsabilidades y compromisos más importantes que tenemos como padres, profesores, educadores o simplemente como miembros de la sociedad es poner todo de nuestra parte para contribuir a su desarrollo mental, emocional, espiritual y físico.

Vivir es como ser peregrino en el Camino de Santiago; se van recorriendo etapas que pasan y no vuelven más que en los recuerdos. Sin embargo, las experiencias vividas en cada etapa van dejando huella y marcan nuestras pautas de conducta, nuestras decisiones y, en definitiva, nuestra vida de una forma sorprendente aunque habitualmente no caemos en cuenta, en el mejor de los casos, hasta bien entrada la edad adulta.