EL ARTE DEL PALÍNDROMO COMO NUNCA ANTES TE LO HABÍAN CONTADO

Alfonso es dueño de un corazón que bombea Coca Cola en dirección a los cuatro puntos cardinales para recordarnos la efervescencia de la vida.  Alfonsonoro como se le conoce en el mundillo, es un hombre del Renacimiento del Siglo XXI. Su rancho mental es un latifundio de creatividad pura: escribe, compone y practica un humor y filosofía de vida que lejos de ser divagante y errabundo es absolutamente consecuente con nuestra realidad. A ratos surrealista, a ratos intimista, siempre metalingüístico y atrevido, ejerce la poesía de la lógica para un mundo que no lo es tanto. Nuestro genial Alfonso ha venido a contarnos algo.

Por Alfonso González-Finat.

Escribir ES RECONOCERSE. Es ir A POR ROPA y volver desnudo para vestirse de nuevo. Es mirarse en un espejo cuyo reflejo está compuesto de palabras. Y si hablamos de palabras y de espejos deberíamos focalizar en la figura del palíndromo, a veces tan desapercibido.

La pirueta semántica del relator

Imagen: «Las alas del deseo». Wim Wenders.

Los españoles somos afortunados. Tenemos un Gobierno que se preocupa por mejorar nuestro léxico, o al menos debería decir que nos incita a preocuparnos por él, para que podamos hablar con propiedad.

También podría haber sido menos protocolario y empezar con un «no hay mal que por bien no venga» o un «no te acostarás sin aprender una palabra nueva»… y es que con nuestros dirigentes políticos actuales estamos aprendiendo mucho -lingüísticamente, se me entienda-  no lo digo por el fondo pedagógico de su discurso ni por el impulso cualitativo que inyecta en la educación, sino por como avivan la curiosidad del ciudadano animándole a abrir el diccionario.

El psicópata y su lenguaje. Una realidad más habitual de lo que creemos.

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El robot de Metrópolis (Fritz Lang, 1927) es capaz de adoptar formas y conductas humanas.

 

Olvídate de Hannibal Lecter y Norman Bates (pero por si acaso no los descartes del todo). Sí, esa es la primera imagen que nos alcanza cuando oímos la palabra psicópata. Asesinos terribles capaces de cualquier cosa para satisfacer su vacío, sus oscuros deseos. La realidad es que estos primeros existen pero en un porcentaje muy pequeño en comparación con el psicópata integrado (que supone el grueso de este colectivo de… ¿personas?). Un psicópata es un depredador emocional intra especie carente de empatía, emociones y con una autoestima muy exagerada cuyo objetivo vital es rodearse de personas a las que pueda parasitar hasta vaciarlas emocional, física e incluso económicamente. En el siglo XIX antes de que se hubiera desarrollado la psicología como ciencia, se les conocía como vampiros emocionales

En busca de la privacidad perdida.

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Article in Spanish / English.

 

Esta semana nos acompaña en nuestro blog Nadia K. C., nuestra chica de confianza en Barcelona. Nadia cuestiona lo que todos ya sabemos en relación a las redes sociales a la vez que especula con la creación de un lenguaje propio como ocurría en la antigüedad: un código solo para los seres cercanos incapaz de ser descifrado por personas ajenas a nuestro círculo.

 

Nunca antes había sido tan fácil la comunicación con los demás, incluso con gente al otro lado del mundo. En las últimas décadas la tecnología se ha convertido en algo accesible para todos en todas partes. Las personas se comunican a través de distintas formas y métodos; las redes sociales por ejemplo, son parte de la rutina diaria para la mayoría de la gente.

Sin embargo, no todo lo que brilla es oro, o dicho de otra manera, no todo lo que parece positivo lo es. Por ejemplo, cuanta más información compartimos con los demás -con el mundo me refiero-, menos privadas se vuelven nuestras vidas. Es cierto que podemos poner nuestras plataformas sociales en modo privado y compartir nuestra información solo con nuestros «Amigos» o seguidores, ¡nuestros 5000 «amigos» de todo el mundo! Cuantos más amigos o seguidores tenemos más «populares» e «importantes» nos sentimos; ¿pero de verdad necesitamos compartir nuestras fotos, «me gusta» y «no me gusta», ideología, creencias y opiniones con los demás? ¿Realmente les conocemos?  ¿su pasado?, o ¿quiénes son ellos de verdad? ¿Podemos confiar en ellos? ¿Y si estos amigos fueran «falsos amigos»?, o peor aún, ¿confiamos en que la información que compartimos no trasciende más allá de la gente con la que hablamos? Y qué pasa si hay alguien detrás de todo este escenario leyendo nuestros mensajes, viendo nuestras fotos, escuchando nuestras conversaciones telefónicas o incluso siguiéndonos y viendo donde estamos exáctamente?

Recuerdo una película que vi hace muchos años llamada Enemigo Público, trataba de como el gobierno de USA tenía las herramientas tecnológicas para controlar a los ciudadanos, investigando todo lo que hacían, donde y como. Recuerdo que por aquella época era casi ciencia ficción… pero hoy día, por desgracia es todo lo contrario, lo que sería ciencia ficción de verdad es que nuestras vidas fueran 100% privadas.

¿Qué podemos hacer entonces para mantener nuestra privacidad, para mantener nuestras vidas y secretos para nosotros y los nuestros? Podemos empezar a eliminar todo nuestro contenido social, ¿un poco radical, no? o podemos desarrollar una forma de comunicarnos utilizando nuestro propio lenguaje, codificando y decodificando, suena duro y complicado pero no lo es tanto. Nuestros antepasados lo hicieron hace millones de años y ni siquiera tenían internet para buscar información, significados y demás cosas; ¿Por qué no podemos hacer lo mismo? ¿Por qué no inventar nuestro propio idioma para compartir nuestras cosas con amigos y familiares? De esta manera si hay gente mirando o escuchando, rastreando o pirateando estaremos a salvo de que solo los «nuestros» capten el mensaje…

Inventar un idioma puede ser duro (hablo con conocimiento de causa) pero si te da pereza «tirarte a la piscina», puedes adaptar el tuyo a los que ya existen. Los Emoji y los símbolos, cada vez mas personalizados entre sus usuarios, tienen su toque criptoarqueológico -esto gustará a los fans de Indiana Jones adictos a Whatsapp- y son un ejemplo de cómo enviar mensajes sin hablar. Sé que puede ser un poco desesperante, pero si consigues descifrar el mensaje sin perder los nervios, enhorabuena, estás empezando a usar tu propio idioma. Pero no hay que llevarlo al extremo, ayer sin ir más lejos, una de mis antiguas alumnas me escribió un mensaje con muchos Emoji que no substituían palabras, ¡a continuación de ellas! Pensé, ¿Qué sentido tiene esto? Escribir una palabra con su símbolo a continuación a modo de traducción… ¿Para asegurar su comprensión? ¿Para hacerlo divertido? Tal vez sea la necesidad inconsciente de crear un nuevo código de lenguaje en un intento desesperado por compartir información solo con personas elegidas huyendo de ojos y oídos no deseados.

Así que la próxima vez que subas una foto, escribas un comentario en algún sitio, publiques un artículo en un blog, envíes un mensaje o hables por el móbil, piensa dos veces lo que escribes, quien lo puede ver, leer o escuchar tus conversaciones personales, tu gente o perfectos desconocidos intentando descifrar tu personalidad… o puedes también inventar tu propio lenguaje, pero asegúrate entonces de que lo compartes con tu gente, tus verdaderos amigos, ¡no tus 5000 «falsos amigos» o seguidores!

Continuará…

 

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Privacy, a lost word.

Never before was it so easy to communicate with other people, even from the other side of the world. In the last decades, technology has become available to everybody everywhere. People can communicate with each other using many different ways and methods, for instance, social media has become a daily routine activity that the majority of people use.

However, all that glitters is not gold, in other words, not everything that looks positive turns out to be so. For instance, the more information we share with others -with the world in this case-, the less private our lives are becoming. It’s true that in social media sites we can switch to private mode and share information only with our “Friends” or followers, our 5000 “friends” from all over the world! The more friends or followers we have, the more “popular” and “important” we feel; but do we really need to share our photos, «likes» and «dislikes», ideologies, beliefs, opinions with all these people? Do we really know them? Their background, who they really are? Can we really trust them? And what if these friends are actually “false friends”?, and even worse, do we really trust that the information we’re sharing reaches only the people we are chatting to? And what if there are some people behind the stage reading our posts, looking at our photos, listening to our phone conversations and even tracking us and seeing where we are exactly?

I remember a movie I saw many years ago called Enemy of the State, it was about how the government of the USA had the technological tools to control citizens, investigating everything they do, where, what and how they do it. I remember that at that time it was a kind of science fiction… nowadays, it’s the other way around unfortunately, it would be a real science fiction if we can keep our lives private 100%.

So what can we do to keep our privacy? To keep our secrets and lives just to us and the people important to us? We can start by deleting all our accounts of social media, sounds a bit rad, doesn’t it? Or, we can develop a way to communicate using our own language, coding and decoding, sounds hard and difficult, but it isn’t really. Our ancestors did it millions of years ago, they didn’t even have internet to check information, meaning and everything else; so why can’t we do the same? Why can’t we invent our own language so that we can share our stuff only with our friends and family? This way, even if there are viewers or listeners, hackers or trackers, we are sure that our message is understood only by “our” people…

Inventing a new language can be a hard work (I know what I’m talking about), so if you feel so lazy to «jump into the pool», you can just adapt to the already existing ones. Emoji and symbols, which are getting more and more personalized among their  users -have a cryptoarchaeological touch that will delight Indiana Jones’ fans addicted to Whatsapp- these are examples of how to send messages without saying a word. I know it can be a bit frustrating but if you know how to decipher the message without losing your temper, congrats, you’re starting to use your own language! However, don’t take it to the extreme, just yesterday, one of my former students sent me a weird message, she used a lot of Emoji, but not instead of the words, next to them! I thought, where’s the sense in this? Writing a word and putting its symbol just next to it as a kind of translation. Is it aimed to double check the meaning? To give it a bit of sense of humour? Or is it her unconscious need to create a new coded language in a desperate attempt to share info only with people she wants to and keep away the unwanted eyes and ears.

So next time before you upload a photo, write a comment somewhere, post an article in a blog, send a message or use your mobile phone to talk, think twice what you’re writing, who can be seeing it, reading it or listening to your personal conversations, your people or complete strangers trying to decipher your personality…or, you can just invent your own language, but then, make sure you share it only with your people, your real friends, not your 5000 “false friends” or followers!

To be continued…

 

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De flores viejas y palabras nuevas.

 

La Wiphala es la bandera de siete colores que aglutina a los pueblos Originarios de Sudamérica, eso lo sabíamos, y el Wiphala es la escuela de español de moda en Argentina. Esta semana, su directora Fabiana Luzi nos obsequia con esta ensoñación cargada de desparpajo argentino.

El año pasado vi la película The Arrival y me inspiró profundamente. Encontré el «cómo» que buscaba para iluminar mi trabajo. ¿Cómo transmitir un mensaje de una forma bella? Aquellos dos seres extraterrestres esparcían espectros oscuros de forma circular en el aire. Me recordaban a las marcas que dejan las tazas de café sobre la mesa (de hecho hay quien puede leer esas marcas), pues eso, pintaban en el aire formas abstractas que escondían mensajes de esperanza para los humanos. Arte en la comunicación, muy visual, significante y significado de la mano derrochando belleza, misterio y magnetismo.

 

Hablando en círculos, el lenguaje de Arrival.

Hablando en círculos, el lenguaje de Arrival.

 

Palabras nuevas y flores viejas.

Pero pensando un poco en ello, yo que soy una apasionada de las flores y a lo mejor un poco extraterrestre también, concluí que nosotros siempre lo hemos hecho igual. Nos hemos regalado flores, cada especie floral comunicaba una cosa, fíjate: si te regalan dalias te están haciendo una declaración divertida y moderna. Si te regalan rosas, ya lo sabes, ninguna flor ha sabido tocar tantos corazones. La rosa tiene un encanto majestuoso. Un ramillete de claveles rojo simboliza un amor fuerte y profundo; blancos un amor puro, limpio y sincero y los nostálgicos saben que un ramo de flores secas, envejecidas para eternizar su belleza es sinónimo de preservar un amor.

El primer contacto con quien no conoce tu idioma debe de ser una explosión que sorprenda y atrape por igual, como flores viejas convertidas en palabras nuevas, como imágenes primitivas cargadas de significado para el alumno. ¿Por qué digo esto? Porque en la docencia los alumnos primerizos con apenas vocabulario agradecen el poder de la simplicidad para aprender; un poder que ayuda a asimilar y producir palabras nuevas. Una flor es sol, aire, vida y esperanza.

No quiero parecer una psicóloga de cámara Argentina con lo que acabo de decir, pero ¡qué cierto es! El lenguaje en la enseñanza de cuantas más ayudas disponga, mejor, y bienvenida sea la habilidad de casarlas entre sí. Como decimos aquí, «no hay drama».

Y que mejor momento para hablar de bodas ahora que Messi se nos casa el 30 de junio aquí, muy cerquita de nuestro Wiphala en su ciudad natal Rosario. Para los futboleros un extraterrestre (también) dentro de la cancha pero que no se olvida de sus raíces afectivas y futbolísticas (Newell’s old boys), demostrando que a pesar de la distancia  Argentina es imposible de olvidar y una gran oportunidad, también lingüística.

 

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La peor palabra del año.

la peor palabra del año

«Los límites de mi lenguaje suponen los límites de mi mundo».

Ludwig Wittgenstein (1889-1951).

 

Es ya casi una tradición que durante los días previos al año nuevo asistamos a toda clase de revisiones sociales, culturales, políticas e incluso lingüísticas. Sin ir más lejos la Fundèu BBVA se encarga de encontrar y dar a conocer cada 30 de diciembre «la palabra del año». Consiste en encontrar una voz que haya sido tendencia durante el año que dejamos atrás por su carácter etimológico, social o uso. No necesariamente tiene que ser un neologismo.

Iniciativas como ésta aportan su granito de arena para el enriquecimiento del lenguaje. Todos de acuerdo.

Lo siguiente es una contra idea ni tan popular ni tan cool como la elección de la palabra del año, pero después de haber estado haciendo zapping entre la telebasura de media tarde, la estupefacción me ha llevado a una catarsis y desde ahí he empezado a teclear. La idea aportaría un buen puñado de arena al lenguaje y además nos divertiríamos:

¿Y si votáramos por la palabra o expresión que quisiéramos apartar del buen uso del lenguaje? Votar la peor palabra del año, hablando en «platita».

Supongo que la idea no haría mucha gracia a los usuarios de muletillas, transformaciones innecesarias, perversiones del lenguaje, vulgarismos, extranjerismos e incorrecciones varias por mucho fin didáctico, parrandero e ingenioso que se busque. Las hay a patadas, las mismas que recibe el diccionario cuando el hablante inculto abre la boca. En definitiva, neoespañol a chorro libre.

Sin querer hacer una exhibición de lo malo del lenguaje, me quedo con estas tres perlas, tres candidatas al premio tan populares como terroríficas:

1.  «Lo que viene siendo». ¿Cómo es posible que exista esto? Pues existe y es una muletilla pandémica como pocas. Redundante e innecesaria se atreve con la reinvención del verbo ser, pero el verbo ser no puede estar «yéndose» o «viniéndose».

¿Tiene más sentido decir «estoy en lo que viene siendo la parada del autobús» que «estoy en la parada del autobús»?

Frases como «lo que es» o «lo que viene siendo» como mínimo no añaden ninguna información y están carentes de significado a no ser que se utilicen en contextos como «vas a ver lo que es cocinar bien» o «me mostró lo que es ser elegante».

No utilices esta muletilla tan propia del espanglish porque no vas a parecer un hablante más experimentado, es más, está directamente asociada con la carencia de vocabulario.

 

 

2.  No daré a conocer la fuente, pero esto lo he encontrado en internet : «vinistes, vistes y vencistes». La transformación verbal en cuestión existe y tiene motivos para ganarse un lugar de honor en el museo de los horrores lingüísticos.

La forma correcta de conjugar la segunda persona del singular del pretérito perfecto simple del verbo venir (también llamado pretérito indefinido) es «viniste», sin la «s» final. Es raro escuchar a los estudiantes extranjeros decir «vinistes» o «veniste» en lugar de «viniste» ya que por lo general aprenden nuestro idioma ayudados de manuales o profesores, por ello sufren menos la exposición a este tipo de vulgarismos.

3 El anglicismo innecesario bien puede ocupar este tercer puesto. Dominar el inglés es necesario y actual que duda cabe, es más, las palabras que no tienen equivalente en español son bienvenidas porque enriquecen el idioma (béisbol, pub, gángster).

Lo cuestionable (por llamarlo de alguna manera) se produce cuando traducimos frases literalmente del inglés («tiene la mente hecha» (made up his mind) – en lugar de «tiene una opinión formada») o cuando abusamos de los anglicismos innecesaria y pretenciosamente. Lo siguiente se puede escuchar y no me refiero a países donde el espánglish campa a sus anchas: «La manager encargó unas muffins para amenizar el workshop». Entre los aficionados a los anglicismos no pueden faltar los creadores de falsos anglicismos, como aquellos que se forman añadiendo -ing al verbo o sustantivo (puenting, Vueling, feeling, tuning) y que producen engendros que ni siquiera existen en inglés con el significado que se les pretende atribuir.

El uso descontrolado del anglicismo sirve para tres cosas:

-Poco a poco arrinconan, degradan y envían al olvido a los términos originales del castellano.

-Complican la comprensión del idioma.

-Definen a sus adeptos o recordando el dicho, «por la boca muere el pez».

 

 

Demonizar los anglicismos es demonizar la evolución del lenguaje que nosotros creamos y «distribuímos», por lo tanto estamos ante una cuestión de equilibrio y de hacer un poco de pedagogía sobre el tema.

 

A propósito, ¿cuál sería para ti la peor palabra de 2016?

 

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