¿Con faldas y a lo loco?

¿Qué ocurre con la traducción al español de algunos títulos?

Marilyn Monroe sabía que la traducción de los títulos era cosa seria.

 

Con faldas y a lo loco si quieres sí, pero no me tergiverses el significado del título por favor. Así de claro lo tiene Ángel Palenzuela, nuestro escritor invitado esta semana, director de la web No me hables así y autor del libro ¡No me hables así! Deslices y antojos lingüísticos en los medios de comunicación. ¿Qué es lo que ocurre con las traducciones de títulos de películas y de libros al español? ¿Por qué a veces son tan poco acertadas? Palenzuela describe y explica en este artículo el fenómeno que en ocasiones fluctúa entre lo ocurrente y lo freak. 

 

En la literatura, en la música y, sobre todo, en el cine, arrastramos un molesto lastre de títulos mal traducidos por ignorancia y a menudo también por las circunstancias político-sociales (aunque la una y las otra van de la mano), del momento en que se estrenaron. Forman parte de nuestras vidas y ya nos resulta muy difícil cambiar un título, lo que hace más meritorio el esfuerzo de algunas editoriales con casos como La señora Bovary (Madame Bovary) o Juicio y sentimiento (Sense and sensibility, más conocido y peor traducido como Sentido y sensibilidad), ambas de Alba Editorial. Un caso mucho más reciente: traducir la novela Disgrace de Coetzee por Desgracia es un falseamiento del título y, por tanto, de toda la novela, que debería titularse Deshonra; se supone que el error será corregido en próximas ediciones, pero ¿por qué se sigue reseñando sin hacer referencia a algo tan determinante para la lectura del libro: desconocimiento, negligencia, corporativismo…?

Si nos cuesta cambiar el nombre de las obras literarias, a veces aun sabiendo que no están bien traducidas, todavía se nos hace más difícil con el cine y la música, que tienen mucha más presencia en la vida de la mayoría. Dos ejemplos clásicos de musicales: Die drei Grösschen Oper viene a ser «La ópera de tres al cuarto», o «de cuatro perras», en ningún caso la literal y anodina La ópera de tres peniques, o de los tres centavos que no quiere decir absolutamente nada: se sigue interpretando en España y Latinoamérica, ¿a nadie le choca?, ¿o es que temen que con el cambio el público ya no identifique la obra?; otro ejemplo significativo es Sonrisas y lágrimas, título comodín y cursi, conocido musical y celebérrima película por The sound of music, que no es que sea un prodigio de imaginación pero, conociendo la historia, es de lo que va y quiere decir más de lo que parece.

Hablando de cine: las desafortunadas versiones de muchos títulos de películas son todo un mundo, ya que han distorsionado en gran medida aspectos de nuestra memoria colectiva y nuestra ligazón a la cultura popular. Estas son, en «categorías», algunas de las ocurrencias de los distribuidores que, como alguno de ellos ha confesado, a menudo tienen que decidir el título sin haber visionado el producto:

 

Chapuzas: There’s something about Mary («¿Qué tendrá Mary?») es la comedia Algo pasa con Mary: de ser una chica con «un algo especial», pasa a ser problemática. Ausencia de malicia (Absence of malice) por «Falta de malicia» es otra mala traducción y es error frecuente en los medios. Eva al desnudo (All about Eve) es atrevido para la época, pero el sentido de «al descubierto» no tiene mucho que ver con «todo sobre Eva». Las películas catastrofistas utilizan a veces para sus títulos palabras muy cotidianas, precisamente para que contraste con la hecatombe: The day after, The day after tomorrow; nuestros distribuidores procuran dar todo el sentido en los títulos, aunque los conviertan en acertijos: en vez de «El día siguiente» prefieren El día después y para el claro título de «Pasado mañana» se decantan por El día de mañana en España (que no es lo que dice el título) y El día después de mañana en Latinoamérica. Un ejemplo de candidez y cursilería (justo lo contrario de lo que transmite el filme) que refleja la época en que se estrenó en España: Some like it hot («Hay a quien le gusta marchosa, subida de tono», refiriéndose a la música, al estilo hot jazz, con evidente connotación sexual) por… Con faldas y a lo loco.

Pseudopoesía: pretender dar un toque poético y profundo, aunque no pinte nada en la historia: Departures («Partidas», «Despedidas») se convierte en Violines en el cielo; Butch Cassidy and Sundance Kid: hay reticencia a titular películas con nombres propios, es cuestión de gustos, pero Dos hombres y un destino es más plano e insustancial que cualquier nombre propio; Sunset Boulevard es una calle emblemática de Hollywood, El crepúsculo de los dioses una opción sugerente, aunque también un plagio de la saga wagneriana y más adecuado para una película de romanos.

Antipoesía: Eternal sunshine of the spotless mind, película que toma un verso de Alexander Pope («Eterno resplandor de la mente impoluta»), se torna en un chabacano ¡Olvídate de mí!

Infantilismo: ¡Jo, qué noche! (After Hours), Granujas a todo ritmo (The Blues Brothers), Resacón en Las Vegas (The Hangover), A todo gas (The Fast & The Furious), Viaje de pirados (Road Trip); quien sepa un poquito, muy poquito de inglés alucinará con las diferencias.

«…Viaje de pirados (Road Trip); quien sepa un poquito, muy poquito de inglés alucinará con las diferencias».

Comodines: al margen del título original (que tampoco suele ser, eso, muy original), escribir los sustantivos sombra, furia, carretera, arma, muerte, jungla, asfalto, desafío, destino,… en un lado y los adjetivos salvaje, letal, infernal, final, inminente, fatal, colosal… en el otro, más algunos sinónimos, y combinarlos al azar; así se ha titulado más de la mitad de la cartelera comercial de todos los tiempos.

Destripamientos: obviar toda intención expresiva y toda capacidad de sugerencia para explicarnos bien clarito «de qué va la peli», no sea que no la entendamos por nosotros mismos o, tal vez, por si solo nos interesa cómo acaba: On the waterfront («En los muelles») por La ley del silencio que sí, suena bien, pero mejor que nos lo cuente la propia trama; Child’s Play («Juego de niños») pierde la ironía y la gracia con El muñeco diabólico; Groundhog Day («El día de la Marmota») es Atrapado en el tiempo, ¡gracias!; Rosemary’s Baby («El bebé de Rosemary») es La semilla del diablo, el ejemplo clásico de cómo desentrañar la intriga de una película de idem.

 

Ángel Palenzuela.

 

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El neoespañol. El nuevo delirio en el que todo vale.

El Aquelarre

El neoespañol deforma el lenguaje de la misma manera que Goya deformaba los personajes de sus Pinturas Negras. Imagen: El Aquelarre (1819-1823), Francisco de Goya.

 

«Dos excesos deben evitarse en la educación de la juventud; demasiada severidad, y demasiada dulzura». Platón (427 AC-347 AC) Filósofo griego.

Así de sopetón, algo que se llama neoespañol como mínimo debería generar curiosidad. ¿Qué es eso de neoespañol?  El neoespañol es una nueva forma de lengua que deforma el uso canónico del idioma de diversas maneras: utiliza palabras y expresiones erróneas o inexistentes; emplea formas verbales mal conjugadas y empobrecedoras; confunde agrupaciones consonánticas y consonantes simples; memoriza palabras, pero desconoce su significado, como en «al concursante ganador no le gusta hablar de su vida intrínseca»; minimiza y empobrece el vocabulario; crea neologismos incompresibles a partir (generalmente) de malas traducciones; ignora las reglas ortográficas, léase el clásico «haber» por «a ver»; incorpora conjunciones y preposiciones que son puro desvarío; gusta de ser extravagante y presuntuoso («captar el pulso» en lugar de «tomarlo») complicando intencionalmente algunas palabras ya existentes o abusando de otras reiteradamente («un poco de por favor»)… por citar algunas de sus claves.

Dicho de otra manera, esta nueva lengua consiste en escribir y hablar cada vez peor.

El neoespañol y su espíritu imparable de conquista lingüística no se detiene. He aquí algunas muestras de este nuevo delirio parlante:

«Se me erizan los bellos».

«Desde el punto de vista de la sinceridad».

«Ahorcar los hábitos» en lugar de «colgar los hábitos».

«Me se enamora el alma».

«Me conozco el recorrido como anillo al dedo», al preguntar por ejemplo la dirección a un lugareño.

«Tirar las campanas al vuelo».

«Poner la carne de punta», esta creación es fantástica; proviene de la fusión de dos modismos clásicos: «poner la carne de gallina» y «poner los pelos de punta». «Pelos» que a su vez tienen la capacidad capilar para derivar en extrañas metamorfosis como «poner los bellos en punta». Vete tú a saber, a lo mejor no tardamos tanto en oír «poner los guapos en punta»…

¿Cómo podría un profesor de español explicar a sus alumnos que «está cayendo una trompa de agua»? Tal vez podrían preguntarle por el elefante. Cuando esta clase de fenómenos se extienden (estos errores se propagan a velocidades increíbles) corremos el peligro de llevar lo grotesco del lenguaje a los que deberían cuidar de él, los profesores y sus aulas, los informativos y su audiencia o los académicos y sus normas gramaticales.

¿Dónde encontramos esta forma de habla? Desgraciadamente lo copa todo: artículos de prensa, tertulias en la radio, traducciones literarias, un mitin político y por supuesto campa a sus anchas y se siente muy a gusto en los vastos dominios -y también bastos- de la telebasura, donde por lo general, todo vale.

Lázaro Carreter, filólogo, antiguo director de la Real Academia y pionero en detectar este mal, se dirige a los practicantes del neoespañol a través de estas 4 leyes, «pocas pero augustas que rigen en la utópica Ciudad de la Palabra«:

1. Habla y escribe de modo que todos te entiendan y reconozcan en ti un conciudadano civilizado.

2. Procura que tu idioma, construido por tus predecesores a lo largo de varios siglos, y en el que se expresa una noble y gigantesca comunidad cultural, continúe permitiendo que ésta exista.

3. Sé humilde: deja que sólo innoven los que saben. Si eres mentecato, no por decir relax, prioritario, tema, en base a,dejarás de serlo.

4. Sólo humanos habitamos en la Ciudad de la Palabra; no la conviertas en zahúrda.

Los hablantes cuyo español tradicional no haya sufrido los embates (hay quien dice «embistes») de la «neolengua» apreciarán el libro Guía práctica de neoespañol escrito por Ana Durante. Una detallada recopilación en la que se retrata la magnitud del descalabro en cuestión exponiendo los «pecados», que no los «pecadores»,  porque según Durante «no quiero perjudicar a ningún trabajador que pudiera ser identificado por sus pifias verbales”.

Citando textualmente a la autora, “El neoespañol es una forma de comunicación que está sustituyendo al español a marchas forzadas y que produce fenómenos lingüísticos paranormales”.

Por otro lado sabemos que la lengua es un ente vivo y cambiante. De ahí que exista una continua lucha entre dos tendencias en el empleo del idioma: la centrípeta, en la que los hablantes quieren mantener la lengua intacta y la centrífuga: los hablantes introducen nuevas palabras en el lenguaje, adoptan extranjerismos, modifican expresiones, reinterpretan lo ya establecido, etc. Por tanto es muy complicado para el lingüista a través de la corrección idiomática, saber que es correcto y que no en la lengua que utilizamos a diario, por lo personal que resulta para cada hablante. Lo subjetivo frente a lo estrictamente lingüístico.

Entra aquí si quieres aprender más sobre este tema.

Para terminar y «quitarle hierro» al asunto, ¿cuál es tu muestra (palabra/ expresión) de neoespañol preferida?

 

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Mi español a punto en 23 días

Running + música española: un buen cóctel para empezar el día.

Running + música española: un buen cóctel para empezar el día.

Colette Granṱon trabaja en el departamento de marketing online de una firma internacional de moda. Nos ha escrito para contarnos su experiencia aprendiendo español, o mejor dicho la «puesta a punto» de lo que ya sabía. El artículo que puedes leer a continuación demuestra una vez más que, como decimos en España, «querer es poder».

 

He estudiado varias lenguas extranjeras. Primero fue el inglés, el cual hablo de manera fluida en mi trabajo. Empecé a estudiar español cuando me matriculé en la École de Commerce de Grenoble a los 19 años, pero después de 3 años y habiendo alcanzado un nivel avanzado lo fui dejando un poco de lado. Con esto quiero decir que el español no era mi primera lengua extranjera cuando empecé a estudiarlo pero hablar inglés me ayudó a aprenderlo mejor.

En el verano de 2008 una amiga española me invitó a su casa en Santander, Cantabria, durante el mes de Julio. Fue una experiencia maravillosa. Como olvidar los paseos por El Sardinero, la playa de Bikinis, salir a cenar por la noche o la vida nocturna de Cañadío con aquellos divertidos locales y la gente simpática que pronto se convirtieron en amigos. Me llamó mucho la atención el  movimiento y el buen ambiente que tenía la ciudad, fue un descubrimiento para mí. Además, es increíble lo rápido que se aprende el idioma cuando te lo pasas bien y… ¿Quién me iba a decir a mí que en Cantabria había a tan solo una hora una estación de ski? En Grenoble es muy habitual esquiar, yo lo hago desde los 3 años y por eso, aunque no hubiera nieve fuimos de excursión a la estación de Alto Campoo y visitando también sus pueblos de montaña.

Este verano quise repetir la experiencia, volver a Cantabria, retomar el idioma español pero esta vez yendo sola y alojándome en algún sitio bonito. Elegí el pueblo de Comillas, a media hora de Santander.

Mi objetivo era poner mi español a punto en 23 días. Para ello diseñé una entretenida rutina diaria:

Nada más levantarme y antes de desayunar, salía a correr 45 minutos por los alrededores del pueblo (adjunto foto). Me acompañaba la música española en mi MP3. Música pegadiza que solía oír cuando empecé a estudiar español. Las canciones son una manera ideal para recordar la entonación del español y si los que cantan (y yo con ellos también) son Mecano,  mucho mejor.

La hora de comer era el momento para practicar el «listening» y el «speaking». Al cabo de pocos días habíamos hecho un grupo formado por estudiantes extranjeros europeos que asistían a clases de español y también amigos españoles que estaban de veraneo o que vivían allí. Pusimos una regla: nadie debía hablar despacio. Cada uno a su ritmo natural. Sin querer, creamos un juego al que llamamos «speak or starve», «habla o pasa hambre». La hora de la comida transcurría como una clase práctica en la que nos esforzábamos por aprender y captar el máximo de información.

Muchas tardes cuando no nos acercábamos a Somo para hacer surf, las dedicaba a la lectura, comencé a leer El tiempo entre costuras. En un principio creí que cuanto más complicada fuera la lectura mejor iba a enriquecer mi vocabulario y gramática, pero aunque suene raro en un adulto, descubrí que leer los libros para niños especialmente si son historias que ya conoces es una manera genial de repasar vocabulario y de no tener que estar abriendo el diccionario cada poco, ya que el contexto de la historia te enseña el significado de las palabras.

Ya en la última semana, me tomé como una práctica personal el recorrer las tiendas de moda del centro de Santander (soy una apasionada de la moda española y me interesa mucho el mercado español). Así intercambiaba impresiones con los vendedores sobre tendencias, materiales… ¡no podía evitar apuntar las palabras nuevas al salir por la puerta!

Al final del día tengo costumbre de escribir en mi diario. Como práctica durante estos 23 días empecé a hacerlo en español, apuntando las expresiones y vocabulario nuevo: «partido de palas en la playa del Camello a las 17.00», «echarse la siesta un rato», «el mar bravo» o «tapeo por el casco viejo». Apuntar las frases hechas que has aprendido te sirve de repaso y mejora tu confianza cuando hablas con los demás.

Después de pasar 23 días en Cantabria, mis compañeros de trabajo en Grenoble se sorprendieron de mi soltura hablando español. ¡Creyeron que venía de un curso intensivo todo el verano!

Espero que a alguien le ayuden estas ideas para practicar español.

Gracias al equipo de Syllabus por dejarme escribir en vuestro blog y por las correcciones (S’il vous plaît) que hagáis en este texto.

Colette.

¿Cómo hablamos en verano? Léxico del verano.

Puesta de sol en la playa de Helgueras, Cantabria.

Puesta de sol en la playa de Helgueras, Cantabria.

 

Léxico del verano

¿Cómo hablamos en verano?  Tendemos casi todos a quitar de las conversaciones el peso habitual propio de los meses de invierno. Conversaciones más livianas, luminosas y alegres son lo que toca ahora. También despreocupadas y fáciles, para que se ajusten y sintonicen con los meses de descanso.

Un poco menos «con los pies en la tierra» (o no, como dirían en Galicia) en verano, nos gusta dejarnos llevar. Hasta el más ordenado entra en modo laid-back, valga el anglicismo. También comemos más paella, bebemos más sangría, preparamos más barbacoas, caminamos en chanclas, no nos quitamos las gafas de sol y nos hacemos más  Es el momento de despresurizar la nave, emerger y respirar aire puro. De disfrutar de lecturas agradables, de viajar y de seguir aprendiendo.

Tal vez no habías pensado demasiado en ello, pero cada estación del año tiene un vocabulario que le es característico de manera natural. Los que perciben con mayor sensibilidad este fenómeno son los estudiantes de español.

«Después de la playa cogemos las bicis y nos vamos de terracitas.»

Un poco difícil oír esto en noviembre.

¿Cómo se manifiesta esto en nuestro habla?

Nuestro lenguaje se impregna de la realidad vacacional que nos rodea. Parece que en verano nos desprendemos un poco del protocolo a la hora de hablar, no por ello hablamos peor, sino de una forma más coloquial, optimista y despreocupada. Será consecuencia del efecto que los rayos de sol tienen sobre nuestros niveles de serotonina. Pero son los estudiantes extranjeros que confían en nosotros la mejor prueba del querer aprender «aquí y ahora». Ellos nos «enseñan» la importancia que tiene lo instantáneo. Las palabras nuevas que florecen a diario tanto dentro como fuera del aula construyendo su discurso.

Los países mediterráneos adoran vivir en la calle. Es algo sociocultural, como ir de tapas o de rondas, todo un ritual. El español aboga por la filosofía de la siesta que además es sabido que aumenta la productividad y mejora la calidad de vida y cuando llega la Noche de San Juan, que es la que abre el verano, llega el momento de disfrutar de la vida. Por fin y durante unas semanas vamos a estar «fuera de la ofi» (out of the office) y no importa si vamos a tener que soportar un atasco, porque ya queda menos, incluso podemos vislumbrar el mercadillo al lado de la playa donde renovaremos chanclas y pareo. El ajetreo no nos hará olvidar las bermudas para algún amigo que se ha vuelto fofisano (pero no pasa nada, los cánones de belleza han cambiado de nuevo y los fofisanos están de moda).

Nos dirigimos a la playa impregnados de crema (no confundir con su false friend en inglés cream que significa nata). Llega el momento de empaparse de salitre (prefiero el salitre al cloro, que nadie se ofenda). En el norte es tradición jugar a las palas, (también llamadas palas cántabras) normalmente antes del chapuzón. La visita al chiringuito en busca del aperitivo es opcional, pero indudablemente un icono del verano. ¿Y la canción del verano? Se puede escribir una tesis doctoral sobre este tópico. Algunas preciosas como este tema de Jeanette de 1974:

[youtube width=»600″ height=»400″]https://www.youtube.com/watch?v=y4XWlmtB8y8[/youtube]

Las puestas de sol, espectaculares en esta época son un acontecimiento para cada día.

Las cenas de verano al aire libre con amigos se suceden como pequeñas celebraciones cargadas de buenas vibraciones. El chin-chin de los vasos de sangría, ideal para acompañar el gazpacho y el pescaíto, y salir corriendo a bailar en las fiestas populares de los pueblos como las de San Roque a mediados de agosto y celebradas en gran parte de España. Entre tanto ambiente lúdico, hasta nos olvidamos de los mosquitos.

El lorenzo es como familiarmente llamamos al sol en España y las Perseidas, conocidas también como Lágrimas de San Lorenzo son una lluvia de meteoros muy popular que transcurre durante el mes de agosto. Un espectáculo adorado por los surfistas que se tumban boca arriba al anochecer para ver como las estrellas aceleran y se desintegran en el firmamento.

Las lágrimas de San Lorenzo.

Las lágrimas de San Lorenzo.

Anímate a conocer nuestra cultura de primera mano, además, te aseguramos que una buena paella lo cura casi todo.

Los Sanfermines y su jerga.

Vista general del primer encierro en la calle Estafeta.

Ya estamos en San Fermín. Como cada año las calles de Pamplona se inundan de miles de pamploneses y visitantes ataviados con el característico traje blanco y pañuelo rojo al cuello para celebrar los Sanfermines, la semana repleta de festejos en honor de San Fermín.

Durante 9 días los Sanfermines se convierten en una fiesta donde locales y foráneos disfrutan como iguales. Pamplona se convierte en el lugar más feliz del mundo. Una esfera de celebración, vino, cánticos, toros y eventos folclóricos que no quiere tener fin. Pero por desgracia para guiris y lugareños lo tiene. El 14 de julio a medianoche llega el momento de reunirse en la Plaza Consistorial para entonar el «Pobre de mí», un triste canto de despedida mientras una traca de fuegos artificiales chisporrotea en el cielo y los parroquianos allí congregados se desprenden del pañuelo rojo que les acompañó a lo largo de la fiesta.

«Pobre de mí, pobre de mí, que se han acabado las fiestas de San Fermín”.

Fue Ernest Hemingway a través de su bestseller de 1926 «Fiesta» («The Sun Also Rises») el que dió fama internacional al multitudinario evento. Un encuentro que no deja de generar interés entre los extranjeros, que al contemplar las imágenes de los encierros en la calle Estafeta, quieren participar y ser parte de todo ese caos y alegría. De la fiesta.

Hemingway, pletórico en los Sanfermines.

Hemingway, pletórico en los Sanfermines.

Los Sanfermines tienen un importante componente léxico inseparable de la celebración. Tal vez estés pensando en correr delante de los toros estos días, pero tanto si eres un valiente o simplemente quieres disfrutar de la cultura española en estado puro, te vendrá muy bien dominar un poco la jerga sanferminera:

Chupinazo: tenía que ser la primera palabra. Es el cohete que se lanza desde el ayuntamiento de Pamplona para dar inicio a las fiestas. La Plaza Consistorial repleta de asistentes, espera el ansiado momento para anudarse el pañuelo rojo al cuello y brindar con champán. Será el primero de muchos brindis.

Pañuelico: es así como se llama el pañuelo rojo. Es rojo porque simboliza la sangre de San Fermín que fue decapitado. Tradicionalmente llevaba bordado una imagen del santo o el escudo de Pamplona. Antes del chupinazo se lleva atado a la muñeca.

Encierro: ¿Quién no ha oído hablar de ellos? Este acto es el que da fama mundial a Pamplona. Se realizan cada mañana entre el 7 y el 14 de julio dentro del casco antiguo y consisten en un recorrido de 849 metros delante de los toros  que culmina en la plaza de toros. La duración media de cada encierro está entre dos y tres minutos. Por si quieres ampliar la información.

Séptimo encierro San Fermín, 13 de julio 2015:

[youtube width=»600″ height=»400″]https://www.youtube.com/watch?v=w_hOSrfSZ3U[/youtube]

Encierrillo: Sin corredores, en silencio y a la luz de la luna. El encierrillo es una de las tradiciones más antiguas, data del año 1899 y consiste en el traslado de la ganadería brava desde el emplazamiento que ocupa en Pamplona desde su llegada, junto al río Arga, hasta los corrales de Santo Domingo, punto de partida del encierro al día siguiente.

Mansos: A diferencia del ganado de lidia, son toros mansos castrados. Durante el encierro guían a los 6 morlacos (toros de lidia de gran tamaño) hasta la plaza a través del trayecto que conocen gracias a su entrenamiento y mantienen a la manada unida.

Calimocho (kalimotxo): Bebida típica de los Sanfermines. En una mezcla de vino tinto y Coca-cola . Lo típico es servirla en cachi (catxi), un vaso de plástico grande de aproximadamente un litro. Se pide así: «un cachi de calimocho».

San Lorenzo: Es la parroquia dedicada al santo construida en 1717. Dentro podemos ver sobre un pedestal labrado en plata la talla de San Fermín del siglo XVI. Es desde esta parroquia donde el 7 de julio a las 10 de la mañana parte la procesión de San Fermín ante una concurrida audiencia que quiere ver al santo.

Iruña: Nombre que recibe Pamplona en euskera. También es el nombre del famosísimo café ubicado en la plaza del Castillo y construido en 1888. Un espacio emblemático y lleno de encanto tradicional que es visita obligada en la capital navarra.

Peña: las peñas alegran las fiestas como nadie. Son agrupaciones de amigos que se reúnen en sus propios locales donde organizan animadas tertulias. Se las diferencia porque tienen su propia banda de música e indumentaria.

Vallado: es algo tan llamativo como necesario. Durante los encierros se colocan a ambos lados de las calles tablones de madera con el fin de delimitar el camino y encauzar la  carrera. Los mozos utilizan el vallado para protegerse de las reses en su descenso hacia la plaza.

Mozo: es así como se conocen tanto a los jóvenes pamploneses que participan en las fiestas como a todos aquellos que toman parte de los Sanfermines. La indumentaria blanca y el pañuelo rojo son sus señas de identidad.

Gigantes: los gigantes son las figuras más antiguas. Datan de 1850 y sobre el bailador alcanzan los 4,20 metros de altura con un peso que oscila entre los 59 y los 64 kilos.  Se componen de cuatro parejas formadas por un rey y una reina que representan a América, África, Europa y Asia, y bailan al son de la gaita y el tamboril.

¡Viva San Fermín!

San Juan. La noche mágica de España.

Imágenes: El Diario Montañés

La noche del 23 al 24 de junio, San Juan, es la noche en la que rituales paganos de renovación y «limpieza» personal se celebran alrededor de una hoguera. No importa si estás en una playa o en la montaña. Para los españoles más que una fiesta, la que da comienzo al verano, es una noche de ilusión, alegría y celebración.

No te preocupes si has sido malo durante todo el año, en la noche de San Juan tu espíritu se limpiará y el contador se pondrá a cero para todo el año que tienes por delante.

¿Cómo?

Los dioses paganos se alían con nosotros y revoloteando entre las llamas purifican nuestro espíritu para que demos la bienvenida al verano con un nuevo impulso. Durante esta noche mágica, todos nos volvemos estupendamente supersticiosos. Creemos en los ritos y leyendas porque queremos que se cumplan nuestros deseos. Por eso dejamos que el calor del fuego nos eleve de lo terrenal hacia lo místico.

Espíritus, agua y fuego son los protagonistas. A los malos espíritus hay que espantarlos. La tradición en los lugares de mar nos anima a sumergirnos en el agua justo después de medianoche y lavarnos la cara y los pies 3 veces. Esto te liberará de toda conducta maligna que hayas acumulado durante los últimos 12 meses a la vez que se te concederán 3 deseos. ¿No está mal no?

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Los bailes y la música alrededor de las hogueras nos catapultan hasta ritos ancestrales de brujería y carcajadas en la fiesta de San Juan. Los más valientes no dudarán en saltar por encima del fuego para purgar sus pecados. Cuenta la leyenda que tras realizar estas prácticas, tienes la garantía de volverte más guapo al instante, ¡pero cuidado! No debes mirarte a un espejo hasta el día 24 o el hechizo desaparecerá.

¿Las tradiciones de San Juan son las mismas en toda España?

Galicia y el número 9.

El ambiente de fiesta y alegría que abraza la noche más corta del año varía en algunos lugares de España. Según la leyenda, en Galicia las hogueras son sinónimo de protección y buena suerte. Es tradición saltar 9 veces por encima del fuego. Agua y fuego son inseparables en la medianoche de San Juan: saltar 9 olas de espaldas garantizan la fertilidad femenina y la buena suerte.

Los gallegos acompañan esta noche de hechizos y brujas con su tradicional poción mágica: la queimada. Una bebida a base de aguardiente, frutas (naranjas y limones) y azúcar que se bebe después de pronunciar un conjuro y que protege al que la bebe de demonios, malas energías y las meigas (magas).

En Alicante, patatas.

En Alicante las hogueras de San Juan son fiestas de Interés Turístico Internacional. El olor de la pólvora, la música y el espectáculo se manifiestan alrededor del culto a un fuego en el que arderán enormes figuras de cartón y madera. Entre los numerosos ritos mágicos destacan dormir con tres patatas debajo de la almohada o saltar siete veces la hoguera.

En Baleares, escribe tus deseos.

Tanto si estás en Ibiza, Menorca o Formentera durante la «noche mágica», verás como los isleños rinden culto al fuego echando a las llamas algo viejo o un papel en el que han escrito todo lo que les gustaría que cambiara. Mientras se quema en las llamas, dan tres saltos seguidos.

Así es San Juan. La noche mágica de España.

Y ahora que los hechizos y la alegría han quemado todo lo malo, disfrutemos de los días que tenemos por delante.

¡Feliz verano!

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