Un Quijote woke cabalga hacia el lenguje inclusivo y lo ecológico.

Ilustración: Antonio Mingote.

¿Te imaginas al Cid Campeador, Tizona en ristre, cabalgando tras los árabes en un patinete eléctrico en lugar de a lomos de su legendario corcel Babieca? ¿Y al heroico Blas de Lezo inmortalizándose en un selfie junto al glorificado almirante británico Vernon con Cartagena de Indias al fondo allá por 1741? Y, ¿Qué me dices de un Don Quijote insomne y desnortado por eternas sesiones de scrolling instagramero, dirigiendo su lanza hacia los aerogeneradores (molinos, ya sabe usted) que hubiera confundido con líderes políticos imperialistas? O, ¿un Quijote enfervorizado de feminismo a la carga contra esos aerogeneradores-macho alfa gigantes del siglo XXI?
Bueno, pues esto último que suena a delirio hasta para nuestro querido caballero andante, a lo mejor se convierte en realidad antes de lo que creemos.

Don Quijote, la RAE y el Cervantes.

El Quijote es el libro, solo después de la biblia, más leído de la historia. No hace falta decir que es la obra literaria por excelencia de la literatura en español. Su impacto universal lo ha llevado a ser traducido a más de ciento cuarenta y cinco idiomas. El Instituto Cervantes, es la institución pública española encargada de promover la enseñanza del español, su estudio y la cultura española y de los paíes hispanohablantes en el mundo. Hasta aquí todo en orden.
Todos los ojos apuntan a Luis García Montero, director del Cervantes, quien quiere reescribir nuestra joya literaria más universal desde una perspectiva de género y ecológica, es decir, hacer pasar al clásico por el quirófano wokeSon de sobra conocidas las desavenencias entre García Montero y la RAE, que se negó en su momento a incluir el frikismo del «todos, todas, todes» en su diccionario, y como era de esperar, también se opone al manoseo de la obra de Cervantes.

Quijote woke.

¿Qué significa un Quijote woke?  Me cuesta imaginar -y a mi imaginación no me falta- hasta dónde se puede estirar el chicle del wokismo; tal vez hasta un híbrido al trote entre lo grotesco, lo banal y la caricatura ideológica.
Empecemos por los personajes: imagino que para respetar todas las sensibilidades el libro se titularía Elle Quijote, a la sazón un hidalgo propalestino, ecológicamente comprometido con Greenpeace y con el colectivo LGTBI que libraría infinitas batallas pacíficas a lo largo y ancho de la Mancha. La campesina Aldonza Lorenzo no volvería a labrar la tierra ni a cuidar de los cerdos de su padre y no estaría idealizada en forma de Dulcinea, porque sería community manager de un gabinete psíquico de mascotas.  Sancho ya no sería un simple escudero sino un asistente de wellbeing además de un observador de plataformas de streaming altamente sensiblilizado con quienes padecen gordofobia, todo un activista. Los molinos producirían electricidad, energía limpia imprescindible para cargar las baterías del Tesla de Dulcinea, una empoderada estudiante de Estudios Étnicos e influencer experta en «liderazgo y monetización de recursos de alto impacto socio-cultural del Toboso», (también con dos ocupaciones, como Sancho). ¡Ah! No nos olvidemos del viejo y flaco Rocinante, esencia rotunda del maltrato animal mas despiadado. Para el fiel caballo de Quijote queremos un Edén donde broten toda suerte de cultivos ecológicos así como servicio de peluquería, aromaterapia y clases de surf.
Ya era hora de un Quijote en el que se consideren las políticas de equidad y el lenguaje inclusivo. Los derechos de las personas no binarias y la transición ecológica, no como en 1604…

Humor, coherencia y contexto histórico si, oportunismo no.

La reacción de este intento de esperpentizar el clásico ha sido instantánea: hace cuatrocientos años todo era naturaleza, no existía la contaminación como la entendemos hoy, ¿qué clase de provocación retorcida quiere convencernos de lo contrario? ¿Acaso los personajes retratados en la novela original, de toda procedencia, raza y condición, no están lo suficientemente dignificados? ¿Qué quieren hacer con la fidelidad de Sancho y, como él le llamaba «el caballero de la triste figura» y su idealización de Dulcinea? Revisar y modernizar los valores de la novela filtrándolos a base de ideología woke presenta peligros: ¿qué ocurrirá con Góngora, Quevedo o Lope de Vega? ¿Son los siguientes objetivos del Siglo de Oro? ¿Cuál sería la reacción si se aplicara este disparate a la obra de Shakespeare? ¿Qué explicación «normal» damos a quienes disfrutan y aprenden del original?
Otra cosa distinta es reimaginar el Quijote en clave de humor con el único fin de hacer un experimento divertido, sin motivaciones oscuras ni obviando la realidad histórica del momento, o directamente desconocer la novela, para no tener que padecer las aberraciones derivadas del original.

Miguel de Cervantes, poco puede hacer ante el asalto creativo de la institución que lleva su nombre; pero hay una buena noticia, estamos los ciudadanos de a pie, lectores y escritores, los intelectuales, las universidades y la RAE con la esperanza de que el sentido común prevalezca ante la mediocridad y la manipulación.
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Syllabus is the school for the people who  Spanish

Luces, cámara… ¡hablamos español!: El cortometraje en la enseñanza de ELE.

El cortometraje en la clase  de español.
 
Los estudiantes que visitan Syllabus saben que nos gusta que los alumnos aprendan divirtiéndose, dejando de lado el libro de texto y  centrándonos en una enseñanza más natural y motivadora. El cine, la música, el teatro, la danza, las situaciones reales son un contexto ideal. Cristina Pablos, quien recientemente ha hecho sus prácticas de máster de la UIMP con nosotros, es consciente de las muchas virtudes del arte en el aula, y desde hace tiempo lleva poniéndolo en práctica. Lo suyo son los «cortos», pequeñas historias con las que deleitar la curiosidad cultural de sus alumnos a través del cine. Veamos como lo hace ella con un cortometraje.

Cuando enseñamos español a estudiantes de otras lenguas, siempre buscamos maneras de hacer las clases más vivas y significativas. Como profesora de español a veces siento que, por más que explico una estructura gramatical o muestro ejemplos del libro de texto, los alumnos no terminan de interiorizarlo. Aquí es donde el cortometraje se convierte en un aliado excepcional.

Basuraleza

 
Una palabra como «basuraleza» era necesaria; y lo es porque nadie se queda igual al oírla. Este neologismo nos hace pensar al instante que hay algo que no estamos haciendo bien.
¿Qué es basuraleza?
No es más que un término nuevo para un problema viejo. En marzo de 2018 el Proyecto Libera creó y promovió la palabra basuraleza con la intención de concienciar a la sociedad de este grave problema ecológico que consiste en «el abandono de la basura en los diferentes ecosistemas españoles».
La palabra surgió como alternativa al término inglés littering, con el que hasta entonces se venía citando el problema medioambiental del abandono de residuos en espacios naturales. El acrónimo surge de la unión de los términos basura y naturaleza, produciendo una voz lo suficientemente potente y directa como para despertar la conciencia de la ciudadanía. 

¿QUIÉN ES QUIÉN? Del salón de casa al aula de ELE.

¿Te acuerdas de estas caras?
¿Te acuerdas de estas caras?

En plena fiebre de lo vintage, donde lo antiguo es tendencia y se actualiza como si fuera un teléfono móvil, no podían ser menos los juegos de mesa, los de toda la vida, los que amenizaban las tardes con familia y amigos. Ana Piña, filóloga y alumna de Syllabus realizando sus prácticas de la UNIR, ha sabido capitalizar esta idea y darle un twist de lo más práctico, convirtiendo el mítico juego ¿Quién es quién? en herramienta de aprendizaje para la clase de ELE, eso sí, a la española y con más posibilidades de juego de las que conocíamos.

Cuando en 1860 un joven litógrafo llamado Milton Bradley decidió darle un giro de 180 grados a su negocio y comenzar a producir juegos de mesa, seguramente no se imaginaba que marcaría los recuerdos de muchos niños en todo el mundo durante generaciones, uniendo a familias y amigos alrededor de un tablero. Más de un siglo después, su nombre seguiría impreso en las cajas de los juegos de mesa de millones de familias: Hundir la flota, Conecta 4, Operaciones, Twister… Sin embargo, el protagonista de este artículo es el juego ¿Quién es quién?

DEPORTISTAS ESPAÑOLES DE ÉLITE Y EL MENSAJE QUE TIENEN PARA NOSOTROS.


1972. Paquito Fernández Ochoa unos instantes antes de alcanzar la gloria en Sapporo.
 
Si hay algo en lo que nos ponemos de acuerdo todos los españoles, algo que nos mantiene unidos vengamos de donde vengamos o votemos a quien votemos, eso es nuestros deportistas de élite: todos celebramos al unísono el triunfo de la Selección Española en un mundial, el último Grand Slam que gana Nadal o un podio de Fernando Alonso. Hay que reconocerlo y no es chauvinismo, España tiene un buen ramillete de mitos del deporte que ya quisieran en Marvel para su colección de héroes. 
Hay algo más que trasciende la simple admiración hacia el mitificado deportista profesional que aparece en el póster. Cuando nos preguntamos por qué está ahí en lugar de en un reality de disfraces, imaginamos un peregrinaje cargado de un esfuerzo físico enorme, así como toda clase de privaciones en pro de una meta, además de una concentración y determinación extraordinarias. Definitivamente, para ser el número uno hay que estar hecho de otra pasta.

LA DISLEXIA EN EL AULA DE ELE. Claves para su intervención.

Está siendo habitual en los últimos años que los alumnos de máster de ELE de la UNIR (Universidad internacional de la Rioja), cursen sus prácticas de máster en Syllabus. Esta vez hemos tenido la suerte de haber tenido con nosotros a Ana Sánchez, quien ha estado aprendiendo, desarrollando y poniendo en práctica su trabajo con estudiantes internacionales de español.
Ana está especializada en la enseñanza del español para alumnos disléxicos, así que nos ha querido ilustrar sobre este tema ofreciéndonos unas pautas para que éstos alumnos puedan optimizar su aprendizaje.

 
«Si yo no aprendo en el modo que tu enseñas, ¿por qué no me enseñas en el modo en que yo aprendo?». Harry Chasty, 1984.
 
¿Qué entendemos por dislexia? Esta es una pregunta interesante. Sin embargo, tal vez sea más útil comenzar diciendo qué no es. La dislexia no se trata de una enfermedad, ni de un déficit cognitivo; no implica daños neurológicos y no se reduce simplemente a un problema de lectura.
Para hacernos una idea de en qué consiste la dislexia, os voy a contar una anécdota que me ocurrió dando a clase a un niño con estas características. Un día, llevé al aula una actividad basada en un trabalenguas. Al resto de la clase le entusiasmó pero a este niño le cambió la cara. Cuando le pregunté si le gustaba la tarea, él me dijo que le parecía difícil y que le costaba mucho leer el trabalenguas, que las letras “se le movían”. Lo que para los demás era una tarea divertida y un reto que superar, para él era un trabajo que le exigía una atención y concentración extra. Más que un trabalenguas, era un mensaje escrito con un “código oculto”

 

 
Un niño o niña con dislexia tiene dificultades para leer bien las palabras y relacionar letras con sonidos, lo que hace que lean de forma lenta y con errores. También les cuesta entender lo que leen, recordar palabras y escribir correctamente.
He visto en las aulas a estudiantes disléxicos que tienen problemas con las actividades escritas porque les requieren más esfuerzo y tiempo que a los demás. A menudo, se les llama vagos o poco trabajadores, lo que les genera desinterés, falta de motivación y baja autoestima.
En cuanto al aprendizaje de una lengua extranjera, los estudiantes disléxicos tienen muchas dificultades. Les cuesta distinguir sonidos, reconocer y memorizar palabras, secuencias (como los días de la semana) e historias. También tienen problemas con rimas, ortografía, pronunciación y uso de estructuras fonológicas como invertir, sustituir o añadir sonidos y palabras (Carrillo, 2015). Por ejemplo, podrían decir «Me gusta el helado» como «El gusta me helado». Un aspecto curioso es como el alumnado disléxico puede tener una mejor comprensión del español hablado, aunque suelen experimentar mayor dificultad en la lectura de textos en voz alta.
Algunas pautas de intervención que se pueden llevar al aula de ELE para mejorar el aprendizaje del español en niños y niñas con dislexia pueden ser:
Métodos visuales y auditivos: apoyarse en elementos visuales o auditivos como imágenes, gráficos, palabras destacadas, infografías, videos o audios.
– Conciencia fonológica: enseñar claramente los sonidos de un nuevo idioma (L2/LE) y su relación con las letras. Se puede hacer mediante actividades como identificarpalabras que comienzan con el mismo sonido, dictados de palabras, formar palabras comunes, deletreo, etc.

– Vocabulario: aprender las palabras más comunes y recordar su pronunciación, especialmente en los niveles iniciales. Se pueden usar tarjetas visuales y juegos de memoria.

– Sesiones cortas, específicas y dinámicas: un método útil es la respuesta física total, que implica escuchar y responder con acciones para entender el significado de las palabras y aprender el lenguaje.

– Tecnologías: lectores de texto, audiolibros, aplicaciones y recursos digitales pueden ayudar a los estudiantes con dislexia a aprender a su propio ritmo.

La evaluación: debe adaptarse para centrarse más en el contenido que en la forma. Los exámenes escritos no siempre son eficaces para estudiantes con dislexia, por lo que se pueden usar otras opciones como la evaluación oral o hacer ajustes en las pruebas (dar más tiempo, simplificar las instrucciones, aumentar el espacio para escribir, organizar las preguntas de manera clara, resaltar palabras clave o dar ejemplos). También se pueden usar preguntas tipo verdadero/falso, opción múltiple o de unir términos. Al corregir, es importante no enfocarse en todos los errores, usar colores adecuados (sin rojo) y fomentar un enfoque positivo hacia los errores. Una de las cosas que más les gusta escuchar al alumnado disléxico en un examen es que se tome su tiempo.

La dislexia presenta dificultades, pero también fortalezas que podemos aprovechar en el aprendizaje de idiomas. Para estudiantes con dislexia en clases de español, es importante usar su creatividad, pensamiento visual y capacidad de adaptación. Superar los retos es posible con estrategias adecuadas, recursos alternativos y un buen vínculo entre docente y alumnado. Enfocarse en las fortalezas, celebrar los logros y motivarles mejora su autoestima y confianza.
ANA SÁNCHEZ RAMÍREZ

BIBLIOGRAFÍA
– Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP). (n.d.). Dificultades de aprendizaje: Cómo la dislexia afecta en la enseñanza del inglés. Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP).
https://www.isep.es/actualidad/dificultades-aprendizaje-dislexia-ensenanza-ingles/

– Cuetos, F. (2011). Psicología de la lectura (8ª edición). Madrid. Editorial Wolters Kluwer España Educación.

– Paniagua-Martín, D. (2024). La dislexia en la enseñanza de español como L2/LE: aportaciones teóricas y derivaciones prácticas. Biblioteca de Babel: Revista de Filología Hispánica, 5, 9-34.
https://doi.org/10.15366/bibliotecababel2024.5.001

– Carrillo Expósito, M.ª L. (año). Aprender de la dislexia para enseñar español: Introducción a la dislexia para afrontar la enseñanza de LE. SS di Io Grado E.
Cocchia, Avellino.

 

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