¿Cómo hablamos en verano? Léxico del verano.

Puesta de sol en la playa de Helgueras, Cantabria.

Puesta de sol en la playa de Helgueras, Cantabria.

 

Léxico del verano

¿Cómo hablamos en verano?  Tendemos casi todos a quitar de las conversaciones el peso habitual propio de los meses de invierno. Conversaciones más livianas, luminosas y alegres son lo que toca ahora. También despreocupadas y fáciles, para que se ajusten y sintonicen con los meses de descanso.

Un poco menos «con los pies en la tierra» (o no, como dirían en Galicia) en verano, nos gusta dejarnos llevar. Hasta el más ordenado entra en modo laid-back, valga el anglicismo. También comemos más paella, bebemos más sangría, preparamos más barbacoas, caminamos en chanclas, no nos quitamos las gafas de sol y nos hacemos más  Es el momento de despresurizar la nave, emerger y respirar aire puro. De disfrutar de lecturas agradables, de viajar y de seguir aprendiendo.

Tal vez no habías pensado demasiado en ello, pero cada estación del año tiene un vocabulario que le es característico de manera natural. Los que perciben con mayor sensibilidad este fenómeno son los estudiantes de español.

«Después de la playa cogemos las bicis y nos vamos de terracitas.»

Un poco difícil oír esto en noviembre.

¿Cómo se manifiesta esto en nuestro habla?

Nuestro lenguaje se impregna de la realidad vacacional que nos rodea. Parece que en verano nos desprendemos un poco del protocolo a la hora de hablar, no por ello hablamos peor, sino de una forma más coloquial, optimista y despreocupada. Será consecuencia del efecto que los rayos de sol tienen sobre nuestros niveles de serotonina. Pero son los estudiantes extranjeros que confían en nosotros la mejor prueba del querer aprender «aquí y ahora». Ellos nos «enseñan» la importancia que tiene lo instantáneo. Las palabras nuevas que florecen a diario tanto dentro como fuera del aula construyendo su discurso.

Los países mediterráneos adoran vivir en la calle. Es algo sociocultural, como ir de tapas o de rondas, todo un ritual. El español aboga por la filosofía de la siesta que además es sabido que aumenta la productividad y mejora la calidad de vida y cuando llega la Noche de San Juan, que es la que abre el verano, llega el momento de disfrutar de la vida. Por fin y durante unas semanas vamos a estar «fuera de la ofi» (out of the office) y no importa si vamos a tener que soportar un atasco, porque ya queda menos, incluso podemos vislumbrar el mercadillo al lado de la playa donde renovaremos chanclas y pareo. El ajetreo no nos hará olvidar las bermudas para algún amigo que se ha vuelto fofisano (pero no pasa nada, los cánones de belleza han cambiado de nuevo y los fofisanos están de moda).

Nos dirigimos a la playa impregnados de crema (no confundir con su false friend en inglés cream que significa nata). Llega el momento de empaparse de salitre (prefiero el salitre al cloro, que nadie se ofenda). En el norte es tradición jugar a las palas, (también llamadas palas cántabras) normalmente antes del chapuzón. La visita al chiringuito en busca del aperitivo es opcional, pero indudablemente un icono del verano. ¿Y la canción del verano? Se puede escribir una tesis doctoral sobre este tópico. Algunas preciosas como este tema de Jeanette de 1974:

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Las puestas de sol, espectaculares en esta época son un acontecimiento para cada día.

Las cenas de verano al aire libre con amigos se suceden como pequeñas celebraciones cargadas de buenas vibraciones. El chin-chin de los vasos de sangría, ideal para acompañar el gazpacho y el pescaíto, y salir corriendo a bailar en las fiestas populares de los pueblos como las de San Roque a mediados de agosto y celebradas en gran parte de España. Entre tanto ambiente lúdico, hasta nos olvidamos de los mosquitos.

El lorenzo es como familiarmente llamamos al sol en España y las Perseidas, conocidas también como Lágrimas de San Lorenzo son una lluvia de meteoros muy popular que transcurre durante el mes de agosto. Un espectáculo adorado por los surfistas que se tumban boca arriba al anochecer para ver como las estrellas aceleran y se desintegran en el firmamento.

Las lágrimas de San Lorenzo.

Las lágrimas de San Lorenzo.

Anímate a conocer nuestra cultura de primera mano, además, te aseguramos que una buena paella lo cura casi todo.