Basuraleza

 
Una palabra como «basuraleza» era necesaria; y lo es porque nadie se queda igual al oírla. Este neologismo nos hace pensar al instante que hay algo que no estamos haciendo bien.
¿Qué es basuraleza?
No es más que un término nuevo para un problema viejo. En marzo de 2018 el Proyecto Libera creó y promovió la palabra basuraleza con la intención de concienciar a la sociedad de este grave problema ecológico que consiste en «el abandono de la basura en los diferentes ecosistemas españoles».
La palabra surgió como alternativa al término inglés littering, con el que hasta entonces se venía citando el problema medioambiental del abandono de residuos en espacios naturales. El acrónimo surge de la unión de los términos basura y naturaleza, produciendo una voz lo suficientemente potente y directa como para despertar la conciencia de la ciudadanía.
Antes de que basuraleza se pusiera a circular, en español ya contábamos con palabras como «basureo» o «basurear», como explicaba la Fundeu en 2017; pero por derecho propio la contundente basuraleza, se ha hecho eco entre académicos de la RAE (Antonio Muñoz Molina), escritores y políticos así como en los distintos medios de comunicación.
El impacto ecológico de la basuraleza es enorme, tanto en su forma como en sus consecuencias. Ejemplos de la contaminación son los vertederos improvisados y fuera de control en los entornos naturales como bosques, playas y zonas de montaña donde se abandonan plásticos, colillas, productos de higiene… que terminan contaminando nuestros ríos y mares.
Basuraleza en la RAE
Aunque hoy el término no está admitido por la Real Academia de la Lengua Española (RAE), esta palabra necesaria, o mejor dicho, este problema debe de ser reconocido y afrontado. No es la primera vez que la RAE se toma su tiempo, es normal, lo hemos visto con voces entonces novedosas (y ahora presentes en el Diccionario de la lengua española) como machirulo, balconing, espóiler, teletrabajar o DANA, que ahora nos persiguen más que el algoritmo.
Basuraleza fué creada hace ya siete años. Se utiliza en Latinoamérica y su uso no solo es estable sino que va en aumento (en 2023 se registraron 8519 menciones sólo en redes sociales). Es una palabra que promete conciencia y motivación social, ¿qué podría ir mal?
Desde Ecoembes, Sara Güemes afirmaba que “no podemos ser capaces de dimensionar un problema si no tenemos una palabra que lo defina. Queremos conseguir que se reconozca la palabra ‘basuraleza’, para que los ciudadanos sean conscientes de su gravedad y se sientan parte de la solución. Cuanto antes entre en nuestro vocabulario, antes saldrá de la naturaleza.
 
Basuraleza es una de esas palabras que no se olvidan. Tiene la intensidad perfecta para perdurar pululando y alertando en nuestro cerebro. Es directa pero no agresiva, es audaz, y tiene el poder del buen marketing dejando entrever el problema, encendiendo la luz roja y haciendo que queramos saber más.
 
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