Las Sinsombrero. Aquella constelación apagada.


Las Sinsombrero

Sombrero (RAE):

De sombra y -ero.

  1. m. Prenda para cubrir la cabeza, que consta de copa y ala.
  2. m. Prenda de adorno usada por las mujeres para cubrirse la cabeza.
Una generación completa a medias.

En España 1927 fue un año con nombre de generación. Al final de la década de 1920, surgió un grupo de intelectuales y artistas de vanguardia que cambió para siempre el panorama cultural español: Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Buñuel, Salvador Dalí, Luis Cernuda, Gerardo Diego o Vicente Aleixandre son algunos de los miembros más destacados de ésta élite: La Generación del 27. Supuso la cúspide creativa literaria durante la primera mitad del siglo XX.

A la mayoría de vosotros no os sonarán nombres como Josefina de la Torre, Maruja Mallo, María Teresa León o Marga Gil Roësset entre otras. No os suenan por el hecho de ser mujeres, a pesar de haber dejado tras de sí una obra como mínimo del mismo nivel que la de sus compañeros de generación. Ellas, las mujeres de la Generación del 27, eran una constelación de escritoras, escultoras, actrices, poetas, articulistas, cantantes, traductoras, pintoras, compositoras e ilustradoras que no obtuvieron el mismo reconocimiento que sus colegas varones, con los que además compartían amistad e inquietudes artísticas.

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¿Por qué Sinsombrero?

Reza el dicho que «donde no hay cabeza, no hace falta sombrero». La anécdota contada a continuación le da una vuelta al dicho. A veces para mostrar lo que hay en la cabeza, es mejor ir sin sombrero.

Para una mujer de los años 20, quitarse el sombrero en público era un acto de rebeldía; una muestra de transgresión que en el caso de nuestras protagonistas era una forma de querer airear y dejar que floreciera lo que aguardaba dentro de sus cabezas, metafóricamente hablando.

La pintora Maruja Mallo lo recuerda así: “Un día se nos ocurrió a Federico, a Dalí, a Margarita Manso y a mí quitarnos el sombrero porque decíamos que parecía que estábamos congestionando las ideas y, atravesando la Puerta del Sol, nos apedrearon llamándonos de todo”.

El simple gesto de quitarse el sombrero como reclamo de un pensamiento nuevo y libre mientras paseaban «sinsombrero» por la Puerta del Sol, dio nombre al conjunto. Sin quererlo generaron una estrategia de marketing valiente y rompedora como ellas mismas, que a nadie se le escapa de la cabeza.

 
España, los años 20.

Para poder comprender y empatizar con esta agrupación de mentes creativas es indispensable conocer la sociedad de la época: La España gobernada por Primo de Rivera no era precisamente la quintaesencia de la modernidad. La desigualdad entre sexos era lo estándar en una ciudadanía con fuerte arraigo paternalista. Esta realidad impulsó la aparición de movimientos feministas y sufragistas por parte de todas aquellas que demandaban una igualdad frente al hombre a la vez que eran conscientes de sus capacidades intelectuales, creativas y profesionales, y no solamente demostrando su valía como madres, hijas o esposas.

 
Ellas.

Syllabus Sinsombrero

«Eres misteriosa. Te amo. Eres hermosa, inteligente y virtuosa, y esa es la combinación más extraña que existe». Scott Fitzgerald, (1896-1940).

Oficialmente se habla de ocho mujeres, aunque fueron más. Ocho amazonas de la cultura, ocho señoritas vanguardistas autodidactas y transgresoras que vivieron haciendo lo que creían que tenían que hacer y lo que les apetecía también.

Teniendo en cuenta la realidad sociopolítica y las restricciones propias de los años 20 y 30, es para «quitarse el sombrero».

Viajaban, fumaban, asistían a tertulias con la aristocracia intelectual del momento, iban a la moda en el sentido más amplio de la palabra, escribían, esculpían, actuaban… pensaban en alto. Los ecos del Jazz Age atravesaron el Atlántico y llegaron hasta los humeantes cafés de la bohemia madrileña (imposible no mencionar el Café Gijón), lugares de unión y efusividad literaria, epicentros artísticos donde ellas no faltaron.

Imprescindible para conocer la efervescencia feminista de finales de los 20 fue el Lyceum Club Femenino, donde la aristocracia intelectual femenina expandía sus ideas y peleaba por sus derechos.

Lyceum Club Femenino

Algunas Sinsombrero en el Lyceum Club Femenino.

Conozcámoslas un poco mejor.

Marga Gil Roësset (Madrid 1908 – Madrid 1932).

Provenía de una familia acomodada, lo que le facilitó el acceso desde pequeña a un nivel cultural literario muy superior a la media de aquella época. El fruto de esta educación fue una niña con un talento extraordinario. A los 12 años escribió, editó e ilustró el cuento «El niño de Oro», aunque siempre será recordada como escultora.

Un alma autodidacta, estoica, privilegiada y un poco underground. Vivió enamorada de Juan Ramón Jiménez, casado por entonces con Zenobia Camprubí al que dedicó estas líneas:

«… Qué sé yo por qué te quiero tanto … vamos … sí sé … comprendo muy bien que se quiera así … pero … querría no quererte tanto … aunque mi única razón de ser … es esa… y también mi única razón de no ser … . En amor … no cabe una intervención razonada… quieres o no quieres».

Destruyó casi toda su obra y se suicidó a los 24 años convencida de que había fracasado como escultora.

Se cree que Antoine de Saint-Exupéry conoció sus dibujos y que le inspiraron para escribir El Principito.

∞∞∞

Josefina de la Torre (Las Palmas de Gran Canaria 1907 – Madrid 2002).

Tenía un aire a Clara Bow, la actriz que en 1927 tocó las estrellas de Hollywood con «It«.

Josefina fue uno de los exponentes de modernidad de su generación, más conocida como actriz que como poeta aunque dentro de su personalidad arrolladora había espacio para varias formas de expresión vanguardista: a los 20 años escribió su primer libro de poemas, Versos y estampas, con  prólogo de Pedro Salinas; en los años 30 realizaba los doblajes en español de Marlene Dietrich para la Paramount, pero no se quedó ahí, también fue guionista, compositora y ayudante de dirección.

Josefina de la Torre

∞∞∞

Maruja Mallo (Lugo 1902 – Madrid 1995).

Recordamos a la Sinsombrero Maruja Mallo maquillada con profusión, como una guerrera desafiante armada con paleta y pinceles, europea y moderna donde las hubiera.

Fue una pintora surrealista de fuertes convicciones anticlericales y republicanas. Como muchos de sus artistas contemporáneos, obtuvo mayor reconocimiento a nivel internacional que dentro de nuestro territorio (llegó a exponer con éxito en Nueva York). Fue una mujer estrafalaria, rompedora, con un talento y talante indomablemente creativo; poseedora de una cosmovisión solo propia de los grandes surrealistas.

La categoría artística de la Mallo era indudable y eso no era empresa fácil para los críticos, que a pesar de exaltar su obra y por el hecho de ser mujer, a menudo la masculinizaban en un intento de justificar su talento.

Fue cómplice y amiga de Concha Méndez, Federico García Lorca, María Zambrano, Luis Buñuel, Salvador Dalí y Rafael Alberti con quien mantuvo una apasionada relación sentimental hasta 1931.

∞∞∞

María Teresa León (Logroño 1903 – Madrid 1988).

Rafael Alberti dijo de ella que era «la chica más guapa de Madrid». Ella se convirtió en la mujer de su vida y finalmente se casaron en 1932. Compartieron ideas políticas, se afiliaron al Partido Comunista y participaron activamente en la Guerra Civil española; fue entonces cuando fundaron la revista El Mono Azul. Vivieron exiliados en un largo viaje por Sudamérica y Europa.

Más allá de su relación con Alberti, María  era una joven valiente que dejó a un lado su origen burgués para desarrollar su altura intelectual. Era una «mujer de armas tomar» en el sentido más amplio de la expresión. Cuenta la leyenda que cuando visitaba el frente durante la guerra, llevaba un revólver a la cintura que claro, nunca llegó a utilizar.

Destaca su obra «Juego Limpio» escrita durante su exilio en 1959 en la que cuenta la historia de una compañía de teatro durante la Guerra Civil. La novela que incorpora numerosos hechos vividos y personajes reales es sin duda dura y nostálgica más que política. La autobiográfica «Memoria de la Melancolía» (1970) relata sus experiencias personales y literarias durante la guerra y el exilio.

Con Federico García Lorca y Rafael Alberti.

∞∞∞

Rosa Chacel (Valladolid 1898 – Madrid 1994).

Su salto al ruedo literario se produjo cuando dió su primera conferencia «polémica» en el Ateneo de Madrid sobre «La mujer y sus posibilidades». A partir de ahí entabla amistad con José Ortega y Gasset, Miguel de Unamuno, Ramón Gómez de la Serna, o Juan Ramón Jiménez. En 1921 empezó a colaborar en Ultra, la revista más representativa de la Vanguardia. También publicó en La Revista de Occidente los relatos «Chinina Migone», 1928, y «Juego de las dos esquinas», 1929 y en La Gaceta Literaria.

Durante la Guerra Civil colaboró con la prensa republicana y trabajó como enfermera. Recibió el Premio de la Crítica por «Barrio Maravillas» (1976), una de sus novelas más célebres.

Su obra es introspectiva e íntima y a pesar de haber sufrido el exilio, no es un tema recurrente en su narrativa.

∞∞∞

María Zambrano  (Vélez-Málaga 1904 – Madrid 1991).

«Prefiero una libertad peligrosa que una servidumbre tranquila».

La que fuera la alumna predilecta de José Ortega y Gasset, llegó a convertirse en una filósofa internacionalmente reconocida. Transmitía su pensamiento filosófico de una manera cercana, como si el lector fuera su cómplice. El Vitalismo, movimiento filosófico al que perteneció, utiliza la filosofía como método de vida.

A principios de los años 30 fue habitual colaboradora de la Revista de Occidente, en Cruz y Raya, Los cuatro vientos y Azor.

Célebre feminista al igual que Maruja Mallo, entiende que la noche, el alma, el misterio y lo sagrado son características intrínsecas a la mujer. Considera que para alcanzar la igualdad, la mujer no debe emular al hombre, ya que esto restaría valor a «lo femenino» y libertad a las mujeres.

Aunque la Guerra Civil la encontró en La Habana, quiso volver a España -según sus propias palabras- porque la guerra estaba perdida.

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El 28 de febrero de 1985 fue nombrada Hija Predilecta de Andalucía. Fue la única Sinsombrero que recibió en España los dos máximos reconocimientos literarios: el Premio Príncipe de Asturias en 1981 y el Premio Cervantes en 1988.

∞∞∞

Ernestina de Champourcín  (Vitoria 1905 – Madrid 1999).

Ernestina de Champourcín dedicó su vida a la poesía. Está considerada la mejor poeta femenina de la generación del 27. De origen aristocrático, recibió una exquisita educación, culta y también religiosa aunque ella era republicana.

Champourcín fue discípula de Juan Ramón Jiménez y en toda su obra se nota la presencia de este autor, especialmente en el lenguaje metafórico. Escribió mucha poesía de amor que irradiaba una sensualidad y belleza innegable.

«Soledad«.

Todos van, todos saben…
sólo yo no sé nada.

Sólo yo me he quedado
abstraída y lejana,

soñando realidades,
recogiendo distancias.

Cada pájaro sabe
qué sombra da su rama,

cada huella conoce
el pie que la señala.

No hay sendero sin pasos
ni jazmines sin tapia…

¡Sólo yo me he quedado
en la brisa enredada!

Sólo yo me he perdido
en un vuelo sin alas

por poblar soledades
que en el cielo lloraban.

Sólo yo no alcancé
lo que todos alcanzan

por mecer un lucero
a quien nadie besaba.

∞∞∞

Concha Méndez (Madrid 1898-México 1986).

Como el resto de sus compañeras de generación Concha provenía de una familia culta y adinerada. También coincide con sus colegas en su carácter independiente, pionero, viajero, luchador y atrevido. Solía veranear con su familia en San Sebastián, allí conoció a Buñuel en 1919, con él mantuvo una relación durante 5 años. Gracias a sus veraneos en el norte, se convirtió en una gran nadadora, llegando incluso a competir y a ganar premios.

Vivió en varios países, destacando Inglaterra, donde se casó con el también poeta Manuel Altolaguirre en 1931 y Argentina, país que la inspiró para escribir «Canciones de Mar y Tierra» en 1930. En este poemario se aprecia la influencia de Alberti y luce la tendencia de la época y los intereses personales de Concha: el cine, los automóviles, la moda, el jazz y los deportes. Pero son los poemas de «Sombras y Sueños» (1944), los mejores considerados por la crítica.

«Eran verdes como un mar«.

Eran verdes como un mar,
con reflejos de alto cielo.
-¡Qué bien sabían mirar!-
unos ojos que recuerdo.

En la penumbra lucían
con una luz de misterio,
como dos claros abismos
abiertos a mil deseos.

Muchas horas tuve cerca
los ojos verdes aquellos,
que implorantes me miraban
¡y yo hacía por no verlos!

Y hoy que mirarlos quisiera,
están tan lejos…, ¡tan lejos!

∞∞∞

No olvidemos a las pintoras y miembros de esta generación Rosario de Velasco, Margarita Manso y Ángeles Santos.

Si te ha interesado este artículo, no deberías perderte este documental indispensable para conocer mejor a las Sinsombrero. Una constelación que debe volver a brillar.

 

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El peligro de ser lector

¿Estás a salvo al abrir un libro?

¿Estás a salvo al abrir un libro?

 

Como lector, ¿has pensado alguna vez que pudieras estar en peligro? Tanto si eres de Cortázar como de las «Sombras de Grey», queremos que sepas que nunca vas a estar a salvo. Serás presa de tus autores y de sus palabras y no sólamente de cuánto y qué lees. Sorpréndete y corre el riesgo. Pon en peligro tu suerte de lector.

Cristina Vidal, profesora de Syllabus desde 2014, reflexiona con la certeza que la caracteriza sobre los riesgos personales, sociales, cuantitativos y cualitativos de ser lector hoy día.

¡Enhorabuena y gracias!

 

Quisiera advertir a los posibles lectores de este artículo del porqué de su redacción. Una serie de motivos me han llevado a la conclusión de que el lector está en peligro, dentro de la literatura y, por supuesto, fuera de ella. Hace poco asistí a la evaluación de un trabajo sobre literatura, evaluación que debía realizar un tribunal ducho en la materia, y digo “debía” porque en el turno de preguntas uno de sus miembros le preguntó que qué era eso a lo que llamaba “pacto de lectura”. El alumno, ojiplático, necesitó un tiempo de reacción al entender que, efectivamente, el tribunal desconocía el término con el que había estado hilando todo su trabajo. Este hecho añadido a otras preguntas, ya alejadas de la vida académica, como: “Y ese Cortázar, ¿quién es?” o “¡A saber qué es esto de La Odisea!”, me hicieron plantearme lo que, a continuación, detallo.

La primera pregunta lógica es saber cuántos lectores existen actualmente, a lo que el CIS (Centro de Investigación Sociológica) nos responde que solo el 35% de la población española no lee nunca o casi nunca, mientras que un 65% lee una vez al trimestre y el 29,3% lo hace todos o casi todos los días. Entendemos estos lectores como consumidores de literatura, dejando la prensa en otro plano.

Es entonces cuando llega la segunda pregunta: qué se lee. De nuevo el CIS arroja luz sobre esta cuestión, dejando la novela como clara ganadora del ranking, destacando la novela histórica y la de aventuras. Dejando a un lado los datos, mi experiencia personal trabajando en una biblioteca me abrió las puertas al mundo de la lectura actual. Novelas históricas, novelas policiacas, novelas sentimentales (y más que sentimentales, eróticas), todas tenían su público. Bueno, todas no, tan solo aquellas con cierto olor a best-seller, a nuevo o a autoayuda. Los clásicos quedaban cubiertos de polvo, en novela, en poesía y, no digamos, en teatro. Solo un hombre acudía a remover aquellas estanterías, es incluso curioso revelar que lo conocíamos como “Quijote”.

El lector sabio debe estudiar el terreno, conocer al enemigo y medir sus palabras, solo así podrá salir ileso del asunto.

Con todo ello, volvemos al tema principal: el peligro de ser lector. Ser lector (ya sea trimestral o habitual) puede crearnos algunos problemas. El lector de literatura rápida, refiriéndonos con ello a libros que no se complican ni en su lenguaje ni en su trama, corren el peligro de ser juzgados por aquellos del sector más elitista. Por otra parte, el sector elitista puede ser calificado de pedante cuando introduce alguna lectura reciente en una conversación entre amigos. Nadie se salva. Querer incluir a Cortázar (por nombrar el ejemplo anterior) en una conversación de bar no es siempre bien recibido, pero no resulta menos peligroso hablar de si se ha leído o no la famosa trilogía de Grey. El lector sabio debe estudiar el terreno, conocer al enemigo y medir sus palabras, solo así podrá salir ileso del asunto (o eso creerá).

Pero el lector (y esto ya entra en relación con la anécdota del tribunal) no solo corre peligro entre amigos, lectores o no, sino que se encuentra en manos del autor o, mejor dicho, de la propia ficción. Todo lector escoge un libro teniendo una serie de conocimientos previos, unas ideas preconcebidas de aquello que encontrará en el texto; es aquello que Jauss, basándose en Gadamer, llama “horizonte de expectativas”. Es aquí donde el lector firma el contrato o pacto de lectura: “yo como lector de este texto espero encontrar en él la estructura y componentes de una novela”. La confianza del lector en el autor es total, sin embargo, como ya hemos dicho, el peligro se encuentra en cualquier parte y el lector nunca está a salvo, corre el riesgo de ver cómo ese pacto de lectura se rompe y entra, irremediablemente, en el juego de la ficción.

Ya no solo hablamos de un Quijote que lee sus hazañas y se permite juzgar, ni de un personaje que busca un autor que escriba sus vivencias en alguna obra de Pirandello, ni del gran teatro del mundo calderoniano. El lector corre peligro cuando un personaje rebelde le sorprende en una nivola diciendo que morirá, dirigiéndose directamente a él y amenazándolo. Sálvese quien pueda de aquella continuidad de los parques de Cortázar, de la conspiración de los personajes, del asesinato, de la muerte, la muerte del lector.

Queda añadir que asomarse a la literatura siempre conlleva un riesgo, sorprenderse, poner en peligro tu horizonte, convertirte en ente de ficción y, ¿por qué no? morir como ente ficticio. Pero, ¿qué es el lector? ¿qué somos nosotros? o, en palabras de Unamuno: “¿Qué es hoy, en la tierra, Cervantes más que Don Quijote?”.

 

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Burning bridges. ¿Adiós al español?

Burning bridges

 

Cuando creíamos que el español se había asentado con normalidad en los principales países del mundo, descubrimos que los idiomas, en este caso el español, también pueden ser politizados.

El pasado viernes 20 de enero desapareció de la página web de la Casa Blanca el botón «en español». El botón en cuestión traducía al español los temas de mayor interés global así como asuntos relacionados con la comunidad hispana: la inmigración y la gestión temporal de visados por parte de la administración Obama para miles de indocumentados.

 

Burning bridges

 

Una noticia nada buena:

«Donald Trump tomó posesión como presidente de Estados Unidos, y a los pocos minutos las secciones en español del sitio web de la Casa Blanca desaparecieron. Asímismo, las cuentas en español que el Gobierno del expresidente Barack Obama mantenía en redes sociales, desparecieron o fueron archivadas». Fuente: Diario las Américas.

Para Darío Villanueva, director de la RAE, la desafortunada decisión  «Es un retroceso notable si se tiene en cuenta la realidad de Estados Unidos en los últimos decenios, donde se registra una presencia cada vez más firme del español, con un número elevadísimo de hispanohablantes procedentes, en su gran mayoría, de Hispanoamérica».

Como cabía esperar después de una campaña con un poderoso tono anti-latino, se entiende que no haya puestos relevantes para ningún latino en la Casa Blanca y se teme que las promesas electorales (algunas ya en marcha) vean la luz.

“Tenemos un país donde, si te quieres integrar, tienes que hablar inglés. Este es un país donde hablamos inglés, no español”. Donald Trump, septiembre 2015.

¿A quién se le ocurre ponerse a quemar puentes a estas alturas?

Estamos hablando de la segunda lengua más hablada del planeta con 550 millones de hablantes de los que 50 millones viven en Estados Unidos. Una cifra más que respetable como para no tenerla en cuenta a nivel como mínimo oficial. Por suerte el español tiene la suficiente fuerza para resistir este tipo de embates y además posee mecanismos propios de difusión muy extendidos (el Instituto Cervantes, la Televisión Española, los Grammy Latinos…).

La comunidad política internacional atiende estupefacta no solamente al hecho simbólico de menospreciar el español y la consecuente pérdida de riqueza cultural y económica que proporciona al país, sino que por encima de todo hay que añadir los muros ideológicos, religiosos, étnicos, sociales, lingüísticos por supuesto y económicos que ya se están levantando de cara al mundo.

Burning bridges

En política nadar contracorriente tiene un gran mérito cuando se trata de unir -pensemos en Martin Luther King– pero si el propósito de esta rebeldía solo sirve para quemar puentes (riqueza cultural adquirida y avances logrados), en fin, no creo que haga falta explicarlo.

Y ya puestos a unir conceptos y para quitarle hierro al asunto por qué no recuperar «Burning Bridges» la canción de aquella película, Kelly’s heroes, tan apropiada para este tema.

Friends all tried to warn me
But I held my head up high
All the time they warned me
But I only passed them by
They all tried to tell me
But I guess I didn’t care
I turned my back and
Left them standing there

All the burning bridges that have fallen after me
All the lonely feelings and the burning memories
Everyone I left behind each time I closed the door

El sentido común imperará y derribará los muros. Eso nos lo ha enseñado la historia.

Por nuestra parte animamos al Sr. Trump a participar en uno de nuestros cursos de español del que no dudamos saldrá encantado.

 

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Las celebrities hablan español.

 

Lupita Nyong’o ha sabido cautivar a su audiencia… también en español.

 

Ya no hay excusa, deja de pensar en la cuesta de enero y concéntrate en 2017. El nuevo año ya está en marcha y por fin nuestras mejores intenciones para estos 12 meses que se extienden por delante -como una alfombra de posibilidades- van a cumplirse. Si estabas pensando en apuntarte a un curso de español, sigue leyendo, quizá este artículo te anime.

Precisamente de alfombras trata este texto o mejor dicho de los famosos (o celebrities) que caminan por ellas. ¿Una moda, una demostración cultural o una necesidad promocional? Cada vez hay más actores famosos que demuestran su dominio de la lengua de Cervantes. España está de moda y las celebrities hablan español.

La imparable actriz Méjico-Keniana (como ella misma dice) de «12 Años de Esclavitud», fashionista y ganadora de un Oscar Lupita Nyong’o nos cuenta en este vídeo cómo aprendió a hablar español en Méjico y por qué lo echa de menos.

 

 

Ben Affleck se atreve con todo, como en esta entrevista en Méjico para promocionar «Batman VS Superman» en la que presume de dominio del español rechazando la ayuda de los presentadores que insisten en traducir la entrevista al inglés: “Hablamos en español en Los Ángeles. Los Ángeles es parte de México, ¿no lo saben?”.

 

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No sabemos si fue gracias a Penélope Cruz pero Mathew McConaghey, el protagonista de «Interstellar» y «Dallas Buyers Club», hasta se permite bromear en español. Quien desde luego pasa por español es Viggo Mortensen. Nos cuenta en esta entrevista el valor del trabajo en equipo para realizar su última película, «Captain Fantastic«, una trascendente, radical y refrescante fábula con moraleja que nos «encenderá la bombilla».

 

 

No podía faltar la también oscarizada Gwyneth Paltrow. Probablemente la actriz norteamericana que mejor ha hecho de embajadora del español ya que vivió como estudiante de intercambio en la localidad española de Talavera de la Reina (Toledo) y que la ha nombrado hija adoptiva. Es tal el cariño que siente por España que se atrevió con el programa Spain… on the road again, una serie de 13 capítulos pensada para el público norteamericano en la que recorre España y muestra nuestra cultura gastronómica, paisajes e historia.

Hablaba así de su papel en Contagion:

 

 

Desde que Will Smith protagonizó «The Fresh Prince of Bel-Air» su fama no ha dejado de crecer. el actor protagonista de Ali ha sido nominado dos veces a los Oscar y ha ganado varios premios Grammy.

Will Smith se ha convertido en un invitado habitual del programa de entrevistas El Hormiguero protagonizando situaciones hilarantes como ésta junto a la también actriz Margot Robbie.

Su desparpajo y simpatía le acompañaron también durante esta entrevista en Buenos Aires donde salió airoso cuando le preguntaron por las mujeres argentinas que había conocido durante su estancia:

 

 

No cabe duda de que los hablantes bilingües tienen un mayor número de ventajas sobre aquellos que conocen un único idioma, los que lo somos sabemos que el bilingüismo te ayuda a entender y a interactuar mejor con la vida. Este artículo de mayo de 2015 desarrolla este concepto y sus ventajas.

 

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La peor palabra del año.

la peor palabra del año

«Los límites de mi lenguaje suponen los límites de mi mundo».

Ludwig Wittgenstein (1889-1951).

 

Es ya casi una tradición que durante los días previos al año nuevo asistamos a toda clase de revisiones sociales, culturales, políticas e incluso lingüísticas. Sin ir más lejos la Fundèu BBVA se encarga de encontrar y dar a conocer cada 30 de diciembre «la palabra del año». Consiste en encontrar una voz que haya sido tendencia durante el año que dejamos atrás por su carácter etimológico, social o uso. No necesariamente tiene que ser un neologismo.

Iniciativas como ésta aportan su granito de arena para el enriquecimiento del lenguaje. Todos de acuerdo.

Lo siguiente es una contra idea ni tan popular ni tan cool como la elección de la palabra del año, pero después de haber estado haciendo zapping entre la telebasura de media tarde, la estupefacción me ha llevado a una catarsis y desde ahí he empezado a teclear. La idea aportaría un buen puñado de arena al lenguaje y además nos divertiríamos:

¿Y si votáramos por la palabra o expresión que quisiéramos apartar del buen uso del lenguaje? Votar la peor palabra del año, hablando en «platita».

Supongo que la idea no haría mucha gracia a los usuarios de muletillas, transformaciones innecesarias, perversiones del lenguaje, vulgarismos, extranjerismos e incorrecciones varias por mucho fin didáctico, parrandero e ingenioso que se busque. Las hay a patadas, las mismas que recibe el diccionario cuando el hablante inculto abre la boca. En definitiva, neoespañol a chorro libre.

Sin querer hacer una exhibición de lo malo del lenguaje, me quedo con estas tres perlas, tres candidatas al premio tan populares como terroríficas:

1.  «Lo que viene siendo». ¿Cómo es posible que exista esto? Pues existe y es una muletilla pandémica como pocas. Redundante e innecesaria se atreve con la reinvención del verbo ser, pero el verbo ser no puede estar «yéndose» o «viniéndose».

¿Tiene más sentido decir «estoy en lo que viene siendo la parada del autobús» que «estoy en la parada del autobús»?

Frases como «lo que es» o «lo que viene siendo» como mínimo no añaden ninguna información y están carentes de significado a no ser que se utilicen en contextos como «vas a ver lo que es cocinar bien» o «me mostró lo que es ser elegante».

No utilices esta muletilla tan propia del espanglish porque no vas a parecer un hablante más experimentado, es más, está directamente asociada con la carencia de vocabulario.

 

 

2.  No daré a conocer la fuente, pero esto lo he encontrado en internet : «vinistes, vistes y vencistes». La transformación verbal en cuestión existe y tiene motivos para ganarse un lugar de honor en el museo de los horrores lingüísticos.

La forma correcta de conjugar la segunda persona del singular del pretérito perfecto simple del verbo venir (también llamado pretérito indefinido) es «viniste», sin la «s» final. Es raro escuchar a los estudiantes extranjeros decir «vinistes» o «veniste» en lugar de «viniste» ya que por lo general aprenden nuestro idioma ayudados de manuales o profesores, por ello sufren menos la exposición a este tipo de vulgarismos.

3 El anglicismo innecesario bien puede ocupar este tercer puesto. Dominar el inglés es necesario y actual que duda cabe, es más, las palabras que no tienen equivalente en español son bienvenidas porque enriquecen el idioma (béisbol, pub, gángster).

Lo cuestionable (por llamarlo de alguna manera) se produce cuando traducimos frases literalmente del inglés («tiene la mente hecha» (made up his mind) – en lugar de «tiene una opinión formada») o cuando abusamos de los anglicismos innecesaria y pretenciosamente. Lo siguiente se puede escuchar y no me refiero a países donde el espánglish campa a sus anchas: «La manager encargó unas muffins para amenizar el workshop». Entre los aficionados a los anglicismos no pueden faltar los creadores de falsos anglicismos, como aquellos que se forman añadiendo -ing al verbo o sustantivo (puenting, Vueling, feeling, tuning) y que producen engendros que ni siquiera existen en inglés con el significado que se les pretende atribuir.

El uso descontrolado del anglicismo sirve para tres cosas:

-Poco a poco arrinconan, degradan y envían al olvido a los términos originales del castellano.

-Complican la comprensión del idioma.

-Definen a sus adeptos o recordando el dicho, «por la boca muere el pez».

 

 

Demonizar los anglicismos es demonizar la evolución del lenguaje que nosotros creamos y «distribuímos», por lo tanto estamos ante una cuestión de equilibrio y de hacer un poco de pedagogía sobre el tema.

 

A propósito, ¿cuál sería para ti la peor palabra de 2016?

 

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The mystery around the 6th of December and Santa Claus.

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Anna Michael, Content Marketing Manager at The Study Abroad Portal, an online webinar platform that offers free Online Open Days with prestigious universities to students looking for a Bachelor, Master, PhD or MBA programme, is Syllabus blog writing guest this week. She is going to tell us about that merry generous big hearted man that we all love. Here is the story of Saint Nicholas or Santa Claus as we call him today.

 

A myth, a religion, a brand and your Christmas presents.
 But do you really know who this man is?

The Day of Saint Nicholas is approaching and we are looking forward to it! Is it a “bank holiday”, a “Feiertag” or “un día festivo” in your country, too? For those ones that live and study abroad, are you ready to celebrate it? And what’s the connection between the 6th of December, Christmas and Santa Claus? We want to figure it out!

 

The man behind the story

It is said, that Nicholas was a very kind and rich Greek Bishop, who lived in the 4th century in Myra, a region in Asia Minor – nowadays in the Southwest coast of Turkey. Nicholas was very known for his generosity and for secretly giving presents to poor people and children in need.

 

The Saint of the Students

Thanks to all the legends and stories about his big heart and very helping nature, he was made a Saint and got known as the “Wonderworker”. Although he is more famous for being the Saint of the children, Saint Nicholas is also the patron of the scholars and students in many countries in Europe. In Spain «San Nicolás» is the patron of the University of Valladolid, one of the two medieval universities of Spain.

 

6th of December

Due to the Great Persecution of the Christians in the Roman Empire, Saint Nicholas was put in prison and died on the 6th of December, but the exact year remains unknown.  His bones are now kept in Saint Nicholas Church in Bari as they were stolen from Turkey by some Italian merchants in the past.

 

Saint Nicholas turned into Santa Claus

In the 16th century, during the celebration of Christmas in northern Europe, the concept of giving presents to the children was transformed into “Father Christmas” or “Old Man Christmas” in the UK, “Pere Nöel” in France and “Christ Kind” in Germany. Later, the Dutch people took the faith about their beloved Saint Nicholas with them to the USA and they established the idea of “Sinterklaas”, our today’s Santa Claus!

With the time, the UK “Father Christmas” and the USA “Santa Claus” came closer together and now the story says that Santa lives in the North Pole, in Finland. His home is in the city of Rovaniemi in Lapland, but you won’t find him there during the festive season since, as you know, he is travelling the sky sharing gifts all over the world!

 

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Coca Cola and Santa’s Red Suit

It is widely believed that that Coca Cola invented the unique red appearance of Santa Claus but this is definitely not true. Saint Nicholas worn his red robe long before Coca Cola became a world famous brand. It is known that during the Victorian times he wore a variety of colours like green and blue and in 1863, Harper’s Magazine, the second-oldest continuously published monthly magazine in the U.S, published an illustration of Santa Claus dressed up in Stars and Stripes! So yes, Coca Cola successfully used Saint Nicholas as its brand icon but there’s no way we can say that it has constructed him. In any case, Let’s get ready to celebrate him!

 

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