LA DISLEXIA EN EL AULA DE ELE. Claves para su intervención.

Está siendo habitual en los últimos años que los alumnos de máster de ELE de la UNIR (Universidad internacional de la Rioja), cursen sus prácticas de máster en Syllabus. Esta vez hemos tenido la suerte de haber tenido con nosotros a Ana Sánchez, quien ha estado aprendiendo, desarrollando y poniendo en práctica su trabajo con estudiantes internacionales de español.
Ana está especializada en la enseñanza del español para alumnos disléxicos, así que nos ha querido ilustrar sobre este tema ofreciéndonos unas pautas para que éstos alumnos puedan optimizar su aprendizaje.

 
«Si yo no aprendo en el modo que tu enseñas, ¿por qué no me enseñas en el modo en que yo aprendo?». Harry Chasty, 1984.
 
¿Qué entendemos por dislexia? Esta es una pregunta interesante. Sin embargo, tal vez sea más útil comenzar diciendo qué no es. La dislexia no se trata de una enfermedad, ni de un déficit cognitivo; no implica daños neurológicos y no se reduce simplemente a un problema de lectura.
Para hacernos una idea de en qué consiste la dislexia, os voy a contar una anécdota que me ocurrió dando a clase a un niño con estas características. Un día, llevé al aula una actividad basada en un trabalenguas. Al resto de la clase le entusiasmó pero a este niño le cambió la cara. Cuando le pregunté si le gustaba la tarea, él me dijo que le parecía difícil y que le costaba mucho leer el trabalenguas, que las letras “se le movían”. Lo que para los demás era una tarea divertida y un reto que superar, para él era un trabajo que le exigía una atención y concentración extra. Más que un trabalenguas, era un mensaje escrito con un “código oculto”

 

 
Un niño o niña con dislexia tiene dificultades para leer bien las palabras y relacionar letras con sonidos, lo que hace que lean de forma lenta y con errores. También les cuesta entender lo que leen, recordar palabras y escribir correctamente.
He visto en las aulas a estudiantes disléxicos que tienen problemas con las actividades escritas porque les requieren más esfuerzo y tiempo que a los demás. A menudo, se les llama vagos o poco trabajadores, lo que les genera desinterés, falta de motivación y baja autoestima.
En cuanto al aprendizaje de una lengua extranjera, los estudiantes disléxicos tienen muchas dificultades. Les cuesta distinguir sonidos, reconocer y memorizar palabras, secuencias (como los días de la semana) e historias. También tienen problemas con rimas, ortografía, pronunciación y uso de estructuras fonológicas como invertir, sustituir o añadir sonidos y palabras (Carrillo, 2015). Por ejemplo, podrían decir «Me gusta el helado» como «El gusta me helado». Un aspecto curioso es como el alumnado disléxico puede tener una mejor comprensión del español hablado, aunque suelen experimentar mayor dificultad en la lectura de textos en voz alta.
Algunas pautas de intervención que se pueden llevar al aula de ELE para mejorar el aprendizaje del español en niños y niñas con dislexia pueden ser:
Métodos visuales y auditivos: apoyarse en elementos visuales o auditivos como imágenes, gráficos, palabras destacadas, infografías, videos o audios.
– Conciencia fonológica: enseñar claramente los sonidos de un nuevo idioma (L2/LE) y su relación con las letras. Se puede hacer mediante actividades como identificarpalabras que comienzan con el mismo sonido, dictados de palabras, formar palabras comunes, deletreo, etc.

– Vocabulario: aprender las palabras más comunes y recordar su pronunciación, especialmente en los niveles iniciales. Se pueden usar tarjetas visuales y juegos de memoria.

– Sesiones cortas, específicas y dinámicas: un método útil es la respuesta física total, que implica escuchar y responder con acciones para entender el significado de las palabras y aprender el lenguaje.

– Tecnologías: lectores de texto, audiolibros, aplicaciones y recursos digitales pueden ayudar a los estudiantes con dislexia a aprender a su propio ritmo.

La evaluación: debe adaptarse para centrarse más en el contenido que en la forma. Los exámenes escritos no siempre son eficaces para estudiantes con dislexia, por lo que se pueden usar otras opciones como la evaluación oral o hacer ajustes en las pruebas (dar más tiempo, simplificar las instrucciones, aumentar el espacio para escribir, organizar las preguntas de manera clara, resaltar palabras clave o dar ejemplos). También se pueden usar preguntas tipo verdadero/falso, opción múltiple o de unir términos. Al corregir, es importante no enfocarse en todos los errores, usar colores adecuados (sin rojo) y fomentar un enfoque positivo hacia los errores. Una de las cosas que más les gusta escuchar al alumnado disléxico en un examen es que se tome su tiempo.

La dislexia presenta dificultades, pero también fortalezas que podemos aprovechar en el aprendizaje de idiomas. Para estudiantes con dislexia en clases de español, es importante usar su creatividad, pensamiento visual y capacidad de adaptación. Superar los retos es posible con estrategias adecuadas, recursos alternativos y un buen vínculo entre docente y alumnado. Enfocarse en las fortalezas, celebrar los logros y motivarles mejora su autoestima y confianza.
ANA SÁNCHEZ RAMÍREZ

BIBLIOGRAFÍA
– Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP). (n.d.). Dificultades de aprendizaje: Cómo la dislexia afecta en la enseñanza del inglés. Instituto Superior de Estudios Psicológicos (ISEP).
https://www.isep.es/actualidad/dificultades-aprendizaje-dislexia-ensenanza-ingles/

– Cuetos, F. (2011). Psicología de la lectura (8ª edición). Madrid. Editorial Wolters Kluwer España Educación.

– Paniagua-Martín, D. (2024). La dislexia en la enseñanza de español como L2/LE: aportaciones teóricas y derivaciones prácticas. Biblioteca de Babel: Revista de Filología Hispánica, 5, 9-34.
https://doi.org/10.15366/bibliotecababel2024.5.001

– Carrillo Expósito, M.ª L. (año). Aprender de la dislexia para enseñar español: Introducción a la dislexia para afrontar la enseñanza de LE. SS di Io Grado E.
Cocchia, Avellino.

 

Syllabus is the school for the people who Spanish.

Danza y comunicación: baila primero. Piensa después.

Anamarga durante una actuación

 

¿Cuánto conoces sobre los beneficios de la danza y la música? ¿Sabías que lenguaje y danza están en un mismo plano? Anamarga, una de las referencias actuales  más importantes de la danza en España, nos desvela en este artículo las conexiones que existen entre danza, música, lenguaje, aprendizaje y educación.

BAILA PRIMERO. PIENSA DESPUÉS. ES EL ORDEN NATURAL. Lo dijo Samuel Beckett y no puedo estar más de acuerdo.
Mi experiencia es la danza flamenca.

Que disfrutemos de la música es algo que ha traído de cabeza a científicos y biólogos, porque a simple vista parece que es algo que no tiene importancia. Entonces,

¿por qué bailamos y cantamos?

¿Por qué tocamos instrumentos?

¿Por qué vamos a conciertos?

¿Por qué el ser humano desde hace miles y miles de años destina energía y recursos a esta actividad?

La respuesta no es sencilla y tiene que ver con las leyes de la selección natural, simplemente nos gusta porque obtenemos beneficios físicos y psíquicos y nos produce un inmenso placer. Activa el sistema límbico y baña nuestro cerebro de endorfinas, las mismas hormonas que generamos cuando le damos un beso apasionado a alguien o nos comemos un buen trozo de tarta de chocolate, y es más, cuando cantamos y bailamos en grupo en un concierto, esa misma hormona nos ayuda a establecer lazos sociales y nos conecta, por lo tanto es parte de nuestra supervivencia.

La música está presente en todas las culturas desde hace miles de años y los científicos creen que podría haberse desarrollado como una forma de comunicación sencilla y natural anterior al lenguaje verbal, mas complejo por su sintaxis y reglas. De hecho, hay varias teorías que argumentan que la danza nació antes que el lenguaje a juzgar por las pinturas rupestres prehistóricas halladas en distintas zonas.

Desde que nacemos venimos preparados de serie para aprender patrones y estructuras. Gracias a la imitación y a la repetición aprendemos también a hablar, y esto hace que la música sea música. Pero además está la emoción, la música y la danza se procesan en regiones del cerebro asociadas a los sentimientos y a la memoria, de ahí que una melodía pueda generarnos desesperación o euforia, que pueda llevarnos a la mas profunda tristeza o alegría o recordarnos un momento de la infancia.
Cuando escuchamos o tocamos música, cuando bailamos, se activan múltiples áreas de nuestro cerebro, la parte del cerebro responsable del pensamiento racional se encarga de aprender lo que es la música.

Lo que la ciencia ha puesto de manifiesto es que hay dos grandes enseñanzas que sacamos de la música y de la danza:

1º Es el medio de comunicación que favorece las relaciones sociales, permite que la gente esté al lado unas de otras, imitándose, hablándose, y lo más importante conectando y comunicándose.
2º La música y la danza desarrollan la capacidad de planificar y de controlar tareas distintas que se ejecutan simultáneamente. Ayudan a mantenerte concentrado, y sin embargo todo esto ocurre mientras disfrutamos, solos o en compañía… es maravilloso.

Todos sabemos que las artes en general no forman parte de las conocidas como materias troncales, muy al contrario de lo que la neurociencia está demostrando desde hace ya algunos años. La danza no forma parte de los currículos de la formación primaria o secundaria. En primaria la música puede que en la nueva Ley de Educación desaparezca, y las artes plásticas están cada vez más arrinconadas, a pesar de que estamos rodeados de arte. A la larga esto trae consecuencias, la música y la danza aportan beneficios que duran toda nuestra vida a partir de una edad temprana y conducen a una mayor habilidad intelectual fuera de la música y la danza, o sea, sirve para todo. ¿Os preguntareis si eso ha sido probado? Las personas han sido capaces de mostrar diferencias claras en la memoria operativa que es la capacidad de recordar cosas, en una manera de usarla a corto plazo, mientras estas pensando, haciendo cálculos y planificando.

En definitiva, podemos beneficiarnos de lo que la danza y la música nos enseña en nuestro trabajo, en nuestra vida privada, solos, en pareja o en grupo.

¿Alguien se imagina la vida sin arte? Yo no.

 

Optimismo

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La bombonería santanderina A Petit alegra la vista y el espíritu

Optimismo
 
  1. 1.
    nombre masculino

    Tendencia a ver y a juzgar las cosas en su aspecto más positivo o más favorable.
    «No oculta su optimismo ante el porvenir de la ciencia».
    antónimos: pesimismo

Si no viene hay que salir a buscarlo porque siempre ayuda.

Los cambios de estación, de ciclo, las nuevas aventuras son la oportunidad perfecta para dejar que nuestras velas se inflen con aire fresco hacia el rumbo escogido. A veces, sin darnos cuenta percibimos estímulos que de manera automática van construyendo un episodio de vida desconocido hasta entonces. Una novedad que contrasta, quizá, con la linealidad obstinadamente monocromática o en el peor de los casos el «volantazo» ha sido fruto de un repetitivo y aburrido SOS, Save Our Souls, en el que estábamos enfrascados.

El cambio de aires puede tener muchas formas pero siempre debe de buscar una versión mejorada de nosotros mismos. Es cada vez más habitual ver como la gente joven, consciente del valor de nuestro tiempo, tomamos decisiones que sumen tanto en lo profesional como en lo personal, un ejemplo de ello está en el llamado turismo idiomático, en el que es igual de importante la experiencia lingüística mas allá de nuestras propias fronteras para continuar aprendiendo como divertirnos y descubrir.

En Syllabus llevamos tiempo defendiendo esta tesis. Las reglas, la matemática del lenguaje están en los libros (y de ahí no se van a mover), también la realidad que nos rodea aparece reflejada en ellos aunque sobre esto habrá opiniones,  pero la experiencia real del aprendizaje está afuera en la calle, en el mercado, en una bombonería, en los bares, en la peluquería (la de cosas que se pueden aprender en una peluquería). ¿Te imaginas lo extraño que resultaría descubrir a través de un libro lo que es una lonja, los sonidos y olores que allí habitan, pudiendo visitarla en una clase práctica?

Se aprende mejor de buen humor y con verdadero interés cuando la materia que se nos presenta nos gusta, nos apetece. Una actitud despierta, receptora y optimista es lo que necesitamos. El optimismo se aprende y se contagia, nos da seguridad y mejora la sociedad. ¡Optimicémoslo!

Marcos.