JOKER, TAMBIÉN NOS HAS TRAÍDO UN PUÑADO DE LÉXICO.

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Incluso antes de estrenarse, Joker se anunciaba como el gran éxito de 2019. La película protagonizada por Joaquin Phoenix  y Robert De Niro es excesiva se mire como se mire: a día de hoy ya es una de las películas más taquilleras de la historia con una recaudación cercana a los 1000 millones; los críticos -eso sí, exceptuando a los más puristas- fluctúan entre la exaltación y la alabanza permanente de un fenómeno con asomos de tendencia urbana. Y por supuesto es excesiva argumental y cinematográficamente. La historia en la que un individuo experimenta una auto liberación brutal no es nueva. Ya lo vimos en Taxi Driver de Martin Scorsese, aquel antihéroe cruzado y en estado de gracia que ejerció su revancha homicida contra un Nueva York enviciado.

En Joker, (tranquilos, no hay spoilers aquí) el espectador participa en la exploración psicológica de un cómico fracasado que solo quiere abrirse camino en la vida, pero se da de bruces, entre otras cosas con su propio pasado.