Lo básico para aprender un idioma.

Las emociones y la imaginación potencian el aprendizaje del idioma.

 

Esta semana escribe en nuestro blog la filóloga Patricia Barrajón, profesora de español especializada en literatura española y experta en la selección de materiales didácticos en diferentes instituciones educativas a nivel nacional. Actualmente desempeña labores de asesoría y orientación en el ámbito del e-learning para profesores de idiomas. 

 

El otro día en un artículo de un popular periódico español se hablaba de como un excéntrico millonario se deshacía de toda su fortuna para vivir con tan solo 15 objetos. Entre las 15 cosas “necesarias para vivir” se encontraban un portátil, 4000 $ y tres pantalones, lo cual nos lleva inevitablemente al concepto de pragmatismo por el que aboga James Altucher, que así se llama el americano minimalista y protagonista de esta historia. Si bien no tengo intención alguna de llevar a cabo las ideas de Altucher, si me pareció un buen punto de partida para escribir acerca de las cosas “necesarias para aprender un idioma”.

«Entendemos por motivación el motor interior que nos mueve a llevar a cabo acciones para conseguir cualquier objetivo que nos propongamos en la vida, y más aún cuando aprendemos una lengua».

Parece que un elemento importantísimo del que no podemos prescindir es la motivación (del latín motivus que significa ‘causa del movimiento’) ya en la etimología de la palabra entendemos por motivación el motor interior que nos mueve a llevar a cabo acciones para conseguir cualquier objetivo que nos propongamos en la vida, y más aún cuando aprendemos una lengua, dadas las características propias de este tipo de aprendizaje, que a diferencia de otros, se produce de manera cíclica. Abstenerse aquellos que no cuenten entre sus atributos personales grandes dosis de constancia.

Es evidente que la ganas de aprender, la curiosidad o el tener una mente abierta, así como el universo de las emociones nada tienen que ver con aspectos puramente lingüísticos. Mucho se ha escrito acerca de la afectividad y las emociones en el aprendizaje de una LE (Lengua Extranjera), la importancia de ello podría resumirse en la frase de Arnold: “Attention to affective aspects can lead to more effective language learning” (Arnold, 1999).

Tampoco sobra a la hora de aprender un idioma contar con la imaginación en tanto en cuanto entendemos la imaginación como la capacidad de ir más allá, de crear imágenes o situaciones mentales a partir de conceptos abstractos del nuevo sistema lingüístico, ya sabemos que una imagen vale más que mil palabras y si se trata de ayudar a generarlas en el idioma que queremos aprender, tanto mejor.

Aquellas personas dotadas de una buena memoria parecen tenerlo más fácil a la hora de aprender idiomas. No podemos desvincular la memoria de cualquier proceso de aprendizaje y tampoco del de un idioma. No podríamos producir enunciados en un idioma extranjero si no fuéramos capaces de  reconocer las palabras y las estructuras que hemos escuchado con anterioridad. De la misma manera funciona en el aprendizaje de la lengua materna. De ahí que podamos reproducir nuevos enunciados gracias a la memoria que actúa como registro de dichas estructuras y nos permite usarlas en nuevos contextos.

No podemos olvidar como ingrediente básico el estar expuesto al input o lo que es lo mismo encontrarse en una situación de inmersión total. Si bien no todo el mundo puede tener la suerte de aprender en el país de origen la lengua que queremos aprender durante una temporada, si tenemos algunas soluciones como ver películas en versión original, leer en el idioma que queremos aprender o mantener conversaciones con hablantes nativos.

Si, además, contamos con un buen diccionario, bien en versión online, bien en formato de papel, tendremos una herramienta más para aprender el vocabulario. Si hay algo que resulta complicado de aprender un idioma, muchos estarán de acuerdo en que se trata de la adquisición del vocabulario. Todos recordamos las interminables listas de palabras, de las que con un poco de suerte conseguimos recordar 3 o 4, ya que está  demostrado que nuestra capacidad está limitada a aprender un promedio de 10 palabras nuevas al día.

Con toda seguridad habrá muchas más cosas útiles para aprender un nuevo idioma, pero éstas son básicas y nos pueden caber en una bolsa, como al Sr. Altucher.

 

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Seamos optimistas y aprendamos mejor.

 

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Inventemos un idioma

Un mismo idioma une ideas. Yellow Submarine. The Beatles, 1968.

 

¿A quién no le gustaría ser recordado por haber inventado un idioma?

Si en una conversación con amigos surge el tópico de «innovar en la comunicación» casi seguro que el total de los presentes pensará en tecnología. Es normal, los gadgets electrónicos parecen querer competir con nuestra inteligencia en una carrera sin meta. Sería raro que alguien añadiera la palabra «código» al debate porque no dudamos de nuestros códigos lingüísticos, eso es algo solucionado. Intercambiamos información ágilmente como nunca lo habíamos hecho antes gracias a unos sistemas de signos porque funcionan bien.

Pero seamos un poco ilusos e imaginemos no necesitar escuelas de idiomas, ni traductores, ni dificultades comunicativas en el extranjero, ni trabas socioeconómicas o culturales. Imaginemos vivir bajo el mismo paraguas lingüístico.

Esta pregunta te la has tenido que hacer: ¿por qué no tenemos todos los habitantes de la tierra una lengua común?

Ese intento de convergencia lingüística internacional se llamó Esperanto. En 1876 L.L. Zamenhof tuvo la visión de crear una lengua auxiliar que por su carácter aglutinador (su vocabulario proviene de lenguas indoeuropeas, el latín y el griego clásicos) era considerada la lengua más fácil de aprender incluso de manera autodidacta. Una lengua de nadie y de todos ideada para la comunicación entre los pueblos del mundo. Destinada a unir a los hombres y sus culturas.

En la actualidad a pesar de ser una lengua completamente desarrollada, el Esperanto no ha experimentado la difusión «esperantada». Tan sólo un máximo de 2 millones de personas en todo el mundo lo hablan (Ĉu vi parolas Esperanton?), mayoritariamente como segunda lengua.

Esperanto

Cartel del V Congreso Universal de Esperanto, celebrado en Barcelona (1909).

Tal y como están las cosas no parece que vayamos a necesitar de la creación de una lengua global. La hiperconexión entre los ciudadanos del mundo ha disparado los hablantes de inglés, chino y español. Pero si desde luego a alguien tuviéramos que atribuir el éxito en la invención de un lenguaje, ése es David J. Peterson, conocido por haber creado estos dos lenguajes con sus respectivas gramáticas y vocabulario, el Dothraki y el High Valyrian. Los seguidores de Juego de Tronos saben de lo que estoy hablando.

Su labor creativa no termina ahí, también inventó el Shiväisith para el éxito de taquilla de Marvel Thor: The Dark World. Nos lo cuenta con detalle en su libro The Art of Language Invention y nos anima y asesora para crear nuestro propio lenguaje.

La música y la pintura son también lenguajes que han tenido que ser inventados, con códigos propios, creativos y reconocibles. Algunos tan significativos como las pinturas rupestres de Altamira (Cantabria) o la iconografía que rodeaba la música de los Beatles.

Syllabus is the young Spanish school for the people who  Spanish.